Desayunamos al sol en una terraza de la plaza de Almagro. La dibujo entre sorbo y sorbo tratando de disfrutar dentro del dibujo el sol que disfruto fuera. Está casi vacía, de vez en cuando alguien bajo los soportales.
Esta plaza tiene las maderas pintadas de verde y está acristalada, lo que le da un aspecto marítimo que dicen de influencia de Flandes (así como los encajes famosos). Pero si uno ve las fotos del siglo diecinueve, ve que no estaba acristalada y que eran corredores de madera muy comunes en La Mancha, como la plaza de Tembleque o de San Carlos.
De todas formas, esta esplanada tan horizontal produce serenidad, placer. Es una pena que cerrase mi café favorito: El Ches. Nos quedan las tapas de El Gordo.
¡Que envidia Josemª!. Me quedo con la 2ª plaza de inclinado movimiento y animoso gentío.
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