jueves, 17 de octubre de 2013
encadenado
Una señora del seguro me presiona desde temprano para cerrar la camilla del avión del martes. Le digo que sin plaza en mi hospital de Madrid no cierro nada. Me da un plazo de quince minutos y luego me cuelga violentamente. Me llama nuevamente para decirme que ha ampliado el plazo a treinta minutos. Buscamos un médico que nos haga caso. Me cruzo a Sergio en silla de ruedas.
Me prometen una plaza en la Jiménez Díaz y lo cerramos todo para el martes. Está decidido, veo una luz al final del túnel: esa mujer maleducada del seguro con una linterna. Esta señora hace de policía malo. Por las tardes me llama un señor muy amable disculpándose. Es el poli bueno, que acabrá conmigo.
Oigo que la premiada Finca Uga de Lanzarote lanza el queso de chocolate. Intento salir al jardín con Beni pero me exigen ir acompañado de personal sanitario. Beni se acerca al quiosco y me compra un libro. Me siento preso, encarcelado por los médicos, custodiado por enfermeras.
¡Agua un poquito de agua!, grita una señora mayor. Se lo digo a la enfermera. Está en dieta absoluta, me dice, absoluta.
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Vaya aventura la del Teide. Espero que te repongas pronto y bien
ResponderEliminarYa estoy repuesto. Estoy reproduciendo un cuaderno de viaje de 2008. Cuando nosotros nos conocimos en Zaragoza ya había pasado. Agradezco tu interés como si aún fuera un enfermo. Gracias y procura no usar un seguro privado!
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