Allí subyace un dictado de la justicia natural superior y antigua sobre cualquier negociación entre el hombre y el hombre. Si por necesidad o miedo de un mal mayor, el obrero acepta condiciones más duras porque el empleador o contratista no le depara nada mejor, él se convierte en la víctima de la fuerza y la injusticia. -Papa León XIII, Rerum Novarum (1891)
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