La verdolaga (Portulaca oleracea) es una planta anual silvestre y autóctona, suculenta, de hojas carnosas y redondeadas. Es comestible y puede ser cultivada. Son muy característicos y ayudan a reconocerla, sus tallos rastreros (que se extienden en horizontal sobre el suelo) de color rojizo y también carnosos. Produce pequeñas flores amarillas, cuya floración puede extenderse desde la primavera hasta el otoño. Tras la floración, en verano, produce semillas redondeadas dentro de cápsulas alargadas que se abren y se diseminan fácilmente, lo que hace que reaparezca de forma natural año tras año en las mismas zonas. No necesitan grandes cuidados, son bastante resistentes a la sequía, por lo que necesitan pocos riegos. Mueren con las heladas. Las hojas pueden consumirse crudas en ensaladas, durante el verano y en otoño. Puedes saltearlas ligeramente o en tempura, la tortilla de verdolagas está deliciosa, o añadirlas a cremas y sopas, sobre las que además aporta cremosidad. Su sabor más fuerte está en sus tallos, que encurtidos sirven como condimento. Contiene sales minerales y vitaminas, pero sin duda lo más sorprendente es su alto contenido en ácidos grasos Omega 3, uno de los mayores del reino vegetal. Por su alto contenido en oxalatos por lo que se aconseja no tomarla en exceso si se padece de piedras en los riñones, acidez de estómago, artritis, reuma o gota.
Yo tengo una pequeña parcela de terreno llena de verdolagas que riego cada tres días.
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