martes, 18 de julio de 2023

cantera, junto al mar, de ses covetes


    No entiendo esa costumbre de tostarse bajo el sol rodeados de humanos casi desnudos que, poco antes de morir, se meten al agua salada, caliente como una sopa. Supongo que es algo heredado de nuestros ancestros, una especie de sacrificio a los dioses, una preparación ceremoniosa para ser engullidos. Afortunadamente, consigo escapar del rito y huyo a la morada de los dioses: la cantera abierta de marés, una locura de piedras cortadas con escuadra y cartabón, geometría pura que el mar y los vientos poco a poco humanizan.

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