Si hay un artista que más veces ha acudido al mito ofeliano, sin duda éste es John William Waterhouse, quien la recoge en tres momentos clave del drama shakespeariano, centrados en su locura: en su Ophelia de 1910, la joven aparece de pie, en pleno marco boscoso, con la mirada enajenada y multitud de flores (amapolas y margaritas) en su vestido, apoyada sobre el tronco de un árbol, con el puente y el río al fondo que preludian su muerte; en su Ophelia de 1894, de suaves tonos pastel, la muchacha se encuentra sentada sobre un tronco, más cerca de las aguas pantanosas, luce una larga y hermosa cabellera rojiza que contrasta con la blanquísima piel, del mismo modo que las amapolas y las margaritas de su pelo y regazo; en 1889, Waterhouse nos muestra una Ophelia yacente pero no flotando ni sumergida en las aguas, sino sobre un estanque vegetal, un claro de bosque donde destaca la luminosidad de su vestido frente a la frondosidad de los árboles que la rodean; está despeinada y la postura de su cuerpo, contraído, anuncian su trágico fin. Tres momentos o poses diferentes (de pie, sentada, yacente) que sugieren el hundimiento postrer, tres instantes para un mismo motivo, la locura como cercanía de la muerte.
En su "Ofelia entre las flores" (1905), el pintor simbolista francés Odilon Redon nos ofrece una Ofelia seducida por la Naturaleza. Ya no estamos ante la figura yacente completa, sino que sólo asistimos a una imagen apenas visible de su cabeza y hombros, custodiada por las flores y el agua que la rodean. Se trata de una sinécdoque de Ofelia, reducida a la belleza de su rostro y a los elementos simbólicos de su muerte, sugeridos también por los colores blanco (lirios) y azul (aguas). Es toda ella una efigie enmarcada en una mandorla floral, sugerencia de las ondas, del hundimiento en el abismo acuático.
Muy interesante es la propuesta de Frances MacDonald (1873-1921), acuarelista como su hermana Margaret, con su "Ofelia" (1898) y su "Princesa Durmiente" (1910), cortejo de mujeres- flores, casi espectros, que muestran esa vacilación entre la ingenuidad y el despertar sexual. Las huellas de William Blake y de Dante Gabriel Rossetti son más que evidentes. Además, Ofelia, para Frances, era sin duda un claro referente para una mujer que, atravesada por la depresión, terminará en entregarse al suicidio.
Desde Alexandre Cabanel (1823-1889) hasta Pascal Dagnan-Bouveret (1852-1929), pasando por las Ofelias para las que posaron la famosa actriz Sarah Bernhardt (en el cuadro de George Jules Victor Clairin) y la soprano Mignon Nevada, el arquetipo parece haber resurgido de las aguas, naciendo así el mito, para quedarse entre nosotros.
"Guardaré el sentido de esos buenos consejos / como custodia de mi corazón. Pero, hermano mío, / no hagas como ciertos eclesiásticos / que muestran el espinoso camino de la gloria / mientras que, libertinos, jactanciosos, / siguen ellos la senda florida del placer / ignorando su propio consejo".
Ofelia en Hamlet de William Shakespeare
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