Está jarra perteneció a la abuela de Antonia, o sea: la bisabuela de Beni. A mí me encanta su tacto y la imperfección de sus dibujos. Ha pasado por un montón de manos de Mestanza, pues siempre se la pedían para el refresco del cambio de insignias (para San Panta y la Virgen de la Antigua).
De estar olvidada entre muchos trastos viejos del corral, ha pasado a un lugar noble de nuestra casa. Elegante, austera, hermosa, destaca entre todos los cacharros de cerámica y loza.
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