Sus hojas caducas están compuestas por un número impar de foliolos ovalados, de 7 a 11, pues termina en uno de ellos, a diferencia del lentisco, de la misma familia. El limbo es algo duro y no tiene pelo.
Sus frutos son bayas de un rojo fuerte, luego negras, de menos de un centímetro de largo que maduran entre septiembre y octubre Todavía sin madurar y agrupadas se maceran en vinagre y sal para su uso como condimento. Las semillas tienen un sabor parecido al del pistacho, pero más dulce. Se siembran al aire libre en octubre y germinan en primavera, una vez pasados los fríos invernales.
Su sabia es muy fragante y se endurece con el aire. Puede ser cosechada para la elaboración de la trementina, un aceite vegetal que se usa como disolvente y que, como a la propia sabia, llamamos aguarrás (aguarrás chio).
La mejor época para trasplantarla es en octubre, cuando ya ha perdido las hojas.
Arriba, una doble página de mi cuaderno-herbario con una hoja de cornicabra de Ríofrío, en la nava del mismo nombre, entre Solanilla del Tamaral y El Hoyo, y otra recién brotada de una planta del Bosque sagrado del santuario ibérico del Pozo de los muñecos, en el parque nacional de Despeñaperros, Jaén.
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