En nuestro país la guerra psicológica contra el chavismo ha reunido unas cuantas muestras. Ya las conocemos. Como era de esperar, en estos días han hecho declaraciones de apoyo a la maniobra financiada por Estados Unidos. Utilizan el lenguaje del mercado global en su propio beneficio para bendecir a los que asfixiaron comercialmente a Venezuela, a los que llevaron el hambre hasta las barrigas de un pueblo que ha salido a la calle; hombres y mujeres que parecen sonámbulos y que buscan a tientas el interruptor de la luz.
El hambre es una verdad y en Venezuela, además de una verdad, es una mercancía. Por eso, el capital, manejador de mercancía, financia el populismo de Guaidó, una tendencia que no distingue entre derecha e izquierda y que siempre va hacia la derecha, que es donde quedan los intereses del pastor.
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