Iglesia de Villaba de Calatrava con un mural de Mompó |
Anduve por la geografía nuestra, ahuyentando la imagen colosal de la gran arquitectura, para encontrar en sus rincones habitados, la que fuera nacida espontáneamente como cristales de una acción biológica. La visión de esta arquitectura elemental y estos pueblos alzó siempre interrogaciones acerca de su supervivencia. Pero la faena que a mi se me encomendaba era bien otra. Era funcionario del Instituto Nacional de Colonización como arquitecto. El Instituto levantaba pueblos de nueva planta, realizados para el alojamiento de los colonos que son asentados en régimen de acceso a la propiedad por el plan de transformación agrícola que llevaba a cabo en las nuevas zonas regables.
Se me pedía dar cobijo a los hombres de nuevo asiento en las zonas transformadas. El servicio de Arquitectura cumplía este alto ministerio con la creación de nuevos pueblos. Mi labor no ha sido más que la de coadyuvar con la iniciativa remegida por la inquietud y el empeño de mejorar la suerte de vivir en las promesas de unas tierras fecundadas. Doy gracias a Dios por haberme alejado de las tentaciones halagüeñas que al arquitecto se le ofrecen en las urbes, dándome la ocasión de poner mi oficio en la faena tan despreciada, de edificar para los hombres esperanzados de la reforma agraria.
Esta es mi obra. Con la ilusión de servir, la he realizado, congeniando con la idiosincrasia de los que van a vivirla, atendiendo los condicionantes de topografía, clima y costumbres; utilizando los materiales accesibles en aquel tiempo y poniendo en valor su calidad y su textura; reconociendo la colaboración de los oficios locales, con la impronta de sus manos en los muros, y con el sabio sentir de su manejo de la herramienta. Y éste es el arraigo de una arquitectura que es la obra de todos los que han participado en su construcción.
Estos pueblos fueron realizados en los años del 50 al 70 y todos ellos comprenden de 150 á 350 viviendas para colonos propietarios de parcelas de cultivo con sus dependencias agrícolas propias, viviendas para obreros de las fincas de reserva y los edificios públicos de equipamiento, asistenciales y cooperativos. Estos pueblos están construidos con los materiales y la mano de obra de la región, con los medios auxiliares a su alcance y con las características de su situación geográfica. Estos pueblos fundados bajo un sistema económico y social en el que prevalece el régimen de patrimonio familiar, exaltando el individualismo sin perspectiva comunitaria, habrán de evolucionar con estructuras cuyos objetivos de cooperación y de integración social afectarán a su planificación.
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