Me paro ante esas caras de dolor de la Pasión de Cristo de obras anónimas del siglo XVI traídas de Chillón y Torrenueva; la fantasía desbordante del Románico de la Ermita del Cristo de Villajos de Campo de Criptana y el estilizado San Francisco del XV de Ballesteros de Calatrava; esa lozana Santa Teresa mostrando sus llagas y esta triste Santa Quiteria la roja, abogada de la rabia, traída de Daimiel, y sus preciosas curvas en las vetas de la madera.
La mayoría de las obras han sido restauradas por las Monjas Mínimas de Daimiel.
Museo Diocesano de Ciudad Real
Museo Diocesano de Ciudad Real
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