"Lamentablemente mientras algunas firmas europeas y canadienses están al frente de los esfuerzos para pactar las indemnizaciones, ninguna norteamericana ha acordado participar en el proceso”, explica Liana Foxvog, directora de organización y comunicación del Foro Internacional de Derechos Laborales (ILRF, por sus siglas en inglés), una entidad civil con sede en Washington que integra la campaña contra la precariedad laboral de los talleres de Bangladesh.
En el momento del derrumbe del Rana Plaza, levantado con materiales de pésima calidad sobre un terreno pantanoso, se confeccionaban prendas para dos empresas de EE UU: Children’s Place y Chto Fashion. Hasta unos meses antes también se tejía ropa para Wal-Mart, la mayor cadena minorista del mundo y el segundo mayor cliente de todas las fábricas de Bangladesh, por detrás del gigante sueco H&M. Tras el colapso, Children’s Place, una marca popular de niños, prometió otorgar una indemnización a las víctimas pero con el transcurso de los meses se ha ido desentendido, según lamenta Foxvog en conversación telefónica.
En cambio, Wal-Mart rechazó “al instante” participar en cualquier proceso de compensación alegando que ya no tenía ninguna línea de producción en ese complejo. “Sin embargo, habían hecho órdenes significativas de pedidos en 2012, y teniendo en cuenta que se beneficiaron del lugar deberían haber cumplido su responsabilidad de identificar los problemas que había en el edificio e informar a los empleados de los riesgos que afrontaban trabajando allí, en vez de simplemente redirigir sus órdenes a otras fábricas y marcharse”, denuncia.
De momento, la única empresa que ha pagado una indemnización es la anglo-irlandesa Primark, una de las principales clientas del Rana Plaza. Ha abonado 16.000 taka (unos 200 dólares) a cada uno de los supervivientes y a los familiares de los fallecidos. Se trata del equivalente a cerca de seis meses de salario, teniendo en cuenta que Bangladesh sigue pagando el sueldo mínimo más mísero del mundo. Esos tristes 38 dólares al mes que han atraído en masa a las firmas occidentales y han enquistado la precariedad en el país asiático a cambio de surtir la ropa barata de medio mundo.
Recientemente, explica Foxvog, Primark se comprometió a hacer un segundo pago de la misma cantidad, a la vez que el minorista canadiense Loblaw hacía una promesa similar. Ambos grupos junto al italiano Benetton, el español El Corte Inglés y el británico Bonmarché -que también tenían prendas fabricadas en el inmueble derrumbado- son los únicos que han firmado el acuerdo global de compensación que preparan desde septiembre la Organización Internacional del Trabajo, el Gobierno de Bangladesh -al que se ha acusado de ser cómplice de la tragedia-, los sindicatos y las organizaciones civiles. Todas estas cadenas comerciales, salvo Benetton, anunciaron el martes, coincidiendo con los ocho meses de la catástrofe, un acuerdo preliminar para crear un fondo de indemnización que debería alcanzar los 40 millones de dólares. Al margen de las tres estadounidenses, también se han opuesto a suscribirlo grandes empresas europeas, como la española Mango, que había hecho un pedido de prueba, y la francesa Carrefour.
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