No he tenido hijos. Prefiero abrazar un árbol centenario a plantar alguno comprado en un vivero. Los libros que me han publicado han sido de encargo, por lo que no me han dado muchas alegrías. Sí me hace feliz rellenar cuadernos, pero también me canso. No siempre estoy satisfecho de mi vida. Algunas veces pienso que soy feliz, pero otras muchas pienso que no lo soy. No creo en la plenitud, ni que para ello haya que tener un hijo, plantar un árbol o escribir un libro. Son tópicos sin importancia. Como esas pequeñas plantas que pisamos sin querer.
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