lunes, 31 de octubre de 2016
domingo, 30 de octubre de 2016
techos solares que no lo parecen
Elon Musk mostró una nueva batería para casa, la Powerwall 2, de 5.500 dólares, o 119.000 pesos en México, en el primer evento de Tesla, su empresa de coches y baterías, y Solar City, la compañía de energía solar.
A continuación sorprendió con un techo solar que no lo parecía. Las propias casas de la Universal City lo tenían integrado sin que nadie lo percibiese. Cada una de las láminas que parecen pizarra son diferentes, distintas. No se trataba de un tejado tradicional y encima las habituales células, sino de una solución completa que cumple ambas funciones, la del techo y la de los paneles solares que existían hasta ahora.
“Si tienes una casa nueva o quieres renovar tu tejado, es el momento de optar por esta solución”, insistió Musk. Considera que los barrios no solo serán más bonitos, sino más limpios y eficientes. “No es algo que no solo te beneficia a ti, también a los vecinos. A los primeros que lo pongáis, os digo que llevéis a vuestros amigos a verlo y que también lo instalen”, dijo dirigiéndose a los poco más de 200 invitados, en su mayoría fieles a la firma desde el principio, que abarrotaban una plaza de pueblo falsa. Todo era un escenario de Hollywood, una población ideal que sirvió a Tesla para adaptar los hogares de las películas a su casa piloto.
A continuación sorprendió con un techo solar que no lo parecía. Las propias casas de la Universal City lo tenían integrado sin que nadie lo percibiese. Cada una de las láminas que parecen pizarra son diferentes, distintas. No se trataba de un tejado tradicional y encima las habituales células, sino de una solución completa que cumple ambas funciones, la del techo y la de los paneles solares que existían hasta ahora.
“Si tienes una casa nueva o quieres renovar tu tejado, es el momento de optar por esta solución”, insistió Musk. Considera que los barrios no solo serán más bonitos, sino más limpios y eficientes. “No es algo que no solo te beneficia a ti, también a los vecinos. A los primeros que lo pongáis, os digo que llevéis a vuestros amigos a verlo y que también lo instalen”, dijo dirigiéndose a los poco más de 200 invitados, en su mayoría fieles a la firma desde el principio, que abarrotaban una plaza de pueblo falsa. Todo era un escenario de Hollywood, una población ideal que sirvió a Tesla para adaptar los hogares de las películas a su casa piloto.
En el verano 2017 comenzarán a repartir estas nuevas tejas cuyo material básico es el cristal. El argumento fue muy en su línea: “Mirad las catedrales, duran para siempre, las casas no. El cristal es duradero y aguanta bien”. “El cristal utilizado recuerda al que se usa en algunos monitores de ordenadores para mantener la privacidad. No es exactamente polarizado, pero sería una buena explicación”, relató con tono didáctico.
sábado, 29 de octubre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
herbario
Mi reciente visita a El Hoyo de Pinares, conducido por verdaderos conocedores de las plantas silvestres, me ha hecho dar un gran empujón a mi cuaderno de plantas, que dormía plácidamente a la sombra de los árboles. Con las hierbas comestibles y medicinales recogidas en el taller impartido por Augusto y Ana, y los apuntes recogidos de su información, he podido rellenar varias páginas, dándole una perspectiva mucho más interesante. La fórmula utilizada no tiene nada de herbario científico, pues no sigue ninguna metodología al uso. Simplemente es una archivo personal de información sobre las plantas que me resulta interesante.
jueves, 27 de octubre de 2016
ortigas comestibles
Las plantas silvestres, a las que suelen llamar malas hierbas, contienen gran parte de los principios activos que se usan en farmacias para afecciones coronarias, hepáticas, de las vías respiratorias, vías urinarias, heridas, etc. Una de las menos atractivas, por los pinchazos que producen sus pelillos con ácido fórmico, son las ortigas. Ese cosquilleo es un síntoma de la activación del riego sanguíneo. Sin embargo es una planta cuyas hojas saladas pueden comerse de muchas formas o usar exteriormente como medicamento.
Ortigarse se hacía antes para darse vitalidad (las hojas cortadas dejan enseguida de picar). Sus hojas se ponían entre las del repollo para espantar las orugas. Es insecticida macerada con flor en agua 24 horas (estupenda contra purgones) y abono macerada 11 días. Añadida a un champú neutro, lo convierte en anticaspa. El jugo de la hoja calma las picaduras de avispas y abejas. Se puede añadir, seca, al pienso del ganado. Las gallinas ponen más huevos. Tiene cantidad de vitaminas. Buena para reumáticos y convalecientes. Baja el azúcar. Buena contra la soriasis, la prostatitis, la gota y el asma. Aclara la sangre y aumenta la leche materna.
Su sabor es bueno, salado. Sirve para sustituir la sal, pues no tiene sus inconvenientes. Sus hojas, siempre antes de la floración, después puede ser malo para el riñón, se pueden comer como verdura en potajes de garbanzos o habichuelas, sopas, caldos, salsas, cremas y pizzas. Entrando y sacando rápidamente sus hojas de aceite hirviendo fuerte, se consiguen crujientes chips. También pueden hacerse en tempura, empanadas y croquetas. Crudas en ensaladas. Y postres. Se puede añadir al aguardiente y hacer cerveza con agua (1/2 kilo de ortigas para dos litros) y lúpulo o mielenrama.
Esta crema de ortigas está hecha con calabacín y ajo sofritos y batidos con hojas de ortiga antes de florecer. Cocido el calabacín y el ajo, se añaden las hojas, que también cuecen, y luego se bate todo. El adorno son pétalos de malva de flores recientes, también comestibles. También está muy rica la crema solo con hojas de ortiga, cebolla y patata.
Ortigarse se hacía antes para darse vitalidad (las hojas cortadas dejan enseguida de picar). Sus hojas se ponían entre las del repollo para espantar las orugas. Es insecticida macerada con flor en agua 24 horas (estupenda contra purgones) y abono macerada 11 días. Añadida a un champú neutro, lo convierte en anticaspa. El jugo de la hoja calma las picaduras de avispas y abejas. Se puede añadir, seca, al pienso del ganado. Las gallinas ponen más huevos. Tiene cantidad de vitaminas. Buena para reumáticos y convalecientes. Baja el azúcar. Buena contra la soriasis, la prostatitis, la gota y el asma. Aclara la sangre y aumenta la leche materna.
Su sabor es bueno, salado. Sirve para sustituir la sal, pues no tiene sus inconvenientes. Sus hojas, siempre antes de la floración, después puede ser malo para el riñón, se pueden comer como verdura en potajes de garbanzos o habichuelas, sopas, caldos, salsas, cremas y pizzas. Entrando y sacando rápidamente sus hojas de aceite hirviendo fuerte, se consiguen crujientes chips. También pueden hacerse en tempura, empanadas y croquetas. Crudas en ensaladas. Y postres. Se puede añadir al aguardiente y hacer cerveza con agua (1/2 kilo de ortigas para dos litros) y lúpulo o mielenrama.
Esta crema de ortigas está hecha con calabacín y ajo sofritos y batidos con hojas de ortiga antes de florecer. Cocido el calabacín y el ajo, se añaden las hojas, que también cuecen, y luego se bate todo. El adorno son pétalos de malva de flores recientes, también comestibles. También está muy rica la crema solo con hojas de ortiga, cebolla y patata.
miércoles, 26 de octubre de 2016
el retiro en otoño
La gran variedad de árboles y arbustos que contiene el Retiro de Madrid, con sus increíbles edades, hace de una caminata de otoño un asombroso paseo pictórico de verdes, amarillos, naranjas, marrones, morados y rojos. El ginkgo se pone de un amarillo violento. Y a él se acercan morales y moreras, álamos, almeces y algunos arces. El pruno se aclara. El roble americano se pone rojo y mantiene el color durante mucho tiempo. El cefalotejo mantiene el verde intenso, ofreciendo todo su veneno.
En este tiempo también es recomendable una visita a la Plaza de la Lealtad, la de la Bolsa de Madrid, donde ginkgos y robles americanos levantan sus mejores banderas.
cobijo
Antiguamente la gente construía su propio alojamiento, cultivaba su alimento y confeccionaba su vestido. Todos los conocimientos necesarios para ello se transmitían, generalmente, de generación en generación, del maestro al aprendiz.
Después, con la industrialización y la emigración a las ciudades, esa sabiduría se marginó y, ahora, gran parte de ella se ha perdido.
En los últimos años nos hemos dado cuenta de que los recursos están agotándose. Las materias escasean, los combustibles no alcanzan a cubrir la demanda, y los precios se disparan. Sólo van a poder sobrevivir los muy ricos o quienes dispongan del recurso del ingenio o capacidad inventiva. O los más dependientes de la producción y control centralizados, o los más liberados de ellos. La alternativa no está clara, pues éstos son tiempos de confusión.
Resulta evidente, sin embargo, que cuanta mayor sea nuestra capacidad de hacer por nosotros mismos, mayores serán también nuestra libertad e independencia individuales.
Este libro no preconiza el retorno a la habitación en cuevas y al cultivo del propio alimento. No parte de la idea de que todo el mundo puede hacerse con una hectárea de campo ni la vinculación sentimental al pasado. Se refiere más bien a la búsqueda de un equilibrio nuevo y necesario entre lo que podemos hacer a mano y lo que aún deben hacer las máquinas.
Por necesidad o propia voluntad, el resurgimiento del trabajo artesanal aparece como bien posible. Nuestra evidente capacidad para abordarlo cuenta con recursos tan valiosos como nuestras aptitudes ahora dormidas.
En los tiempos que se avecinan habremos de lograr el equilibrio entre los conocimientos del pasado aún aprovechables y los productos e invenciones del siglo XX susceptibles de mantenerse.
Este libro trata de alojamientos sencillos, materiales naturales e inventiva humana. Trata del esfuerzo, la alegría de la autosuficiencia y la libertad. Trata del cobijo, algo más que un techo sobre la cabeza.
COBIJO de Lloyd Kahn. Tursen-Hermann Blume, 2004. 136 págs. Tapa blanda
He aquí uno de mis libros favoritos y que me ha acompañado desde muy joven.
martes, 25 de octubre de 2016
lunes, 24 de octubre de 2016
las plantas silvestres de augusto y ana
Increíble lo que estos dos botanófilos, Augusto y Ana, saben sobre nuestras plantas silvestres. Han llegado a estudiar y clasificar hasta 2.500 plantas en su herbario, que nos enseñan orgullosos de sus acotaciones en pluma de ganso y nogalina. Ellos nos pasean por el campo y, aún entusiasmados, nos van descubriendo que no hay mala hierba, que gran parte de ellas pueden tener una aplicación en la cocina, con el plus de sus propiedades medicinales. Nos las dan a probar, mezclando hojas de uña de gato con ombligo de Venus y unas flores de malva envueltas en una riquísima hoja de amaranto. Plantas diuréticas, cicatrizantes, para el pelo, digestivas, coronarias, para las vías respiratorias, para las hemorroides... nuestra tierra es una farmacia viviente que ellos han descubierto poco a poco en los libros clásicos, en la sabiduría popular y su propia práctica. Y ahora, generosos, nos la enseñan.
Gracias Maite. Y a Guillermo por sus deliciosas comidas y otros mundos paralelos.
Gracias Maite. Y a Guillermo por sus deliciosas comidas y otros mundos paralelos.
domingo, 23 de octubre de 2016
sábado, 22 de octubre de 2016
almagro en bicicleta
Arriba: la Yezosa desde el camino de Ciudad Real. En medio: almacén de madera próximo a la estación. Abajo: Bar Prieto.
viernes, 21 de octubre de 2016
cosecha diaria (47)
La aparición de las lluvias, junto a las temperaturas aún cálidas, ha supuesto un rebrote de la huerta de verano que parecía estar en sus últimos momentos: más calabacines, berenjenas, pimientos, guindillas blancas, verdes y rojas, y los últimos tomates rojos y girasoles. A ello hay que añadir la aparición de las acelgas, y los nuevos tomates verdes, para conservas.
Por otra parte, se recogen las patatas, empiezan a verse calabazas pequeñitas y las primeras hojas de las lechugas. La albahaca y el perejil están a tope.
Para otros años, los tomates rojos ya habían desaparecido el 21 de septiembre y solo quedaban verdes.
Por otra parte, se recogen las patatas, empiezan a verse calabazas pequeñitas y las primeras hojas de las lechugas. La albahaca y el perejil están a tope.
Para otros años, los tomates rojos ya habían desaparecido el 21 de septiembre y solo quedaban verdes.
jueves, 20 de octubre de 2016
miércoles, 19 de octubre de 2016
cambio de trenes
En Ciudad Real tengo que esperar al tren que me lleve a Almagro. Mientras, visito Manchacómic, una feria de cómic que se hace en el casino de Ciudad Real y su aledaño Paseo del Prado. Allí me apunto a un taller de caligrafía china, donde me divierto dándole al pincel vertical, y ceno algo en la terraza del A Sirigaita, a cuyo personaje del logotipo lo siento en la mesa del primer plano del dibujo (sacado de la servilleta). Dibujo a tientas, pues se ha hecho de noche y el camarero me atiende alumbrado por su móvil.
Ya en el tren regional, me llevo un gran susto cuando me asomo a la ventana y veo a un viejo cansado al otro lado, dibujando su propio reflejo con trazos de cómic.
Ya en el tren regional, me llevo un gran susto cuando me asomo a la ventana y veo a un viejo cansado al otro lado, dibujando su propio reflejo con trazos de cómic.
martes, 18 de octubre de 2016
charleta en el avant
Aunque el Avant es un tren de alta velocidad, un lujo asiático, su precio es el de cualquier tren, ya que existe una financiación de la Junta de Comunidades que equilibra su precio, a costa también de los que no lo usan. El caso en que en 50 minutos llegas de Madrid a Ciudad Real, mientras que en un larga o media distancia necesitas más de dos horas. El billete para hacer el recorrido en autobús cuesta justo la mitad y tarda el doble en hacerlo. Lo más cómodo, para mí, del Avant es que hay trenes durante todo el día, y es más fácil dibujar, pues no existe el traqueteo y tiene hasta mesas individuales; pero creo que lo más honrado en estos tiempos es escoger un buen libro y tomar el bus sin prisas.
Me ocurre, como en otras ocasiones, que el dibujo hace de llave para abrir la conversación con los viajeros, que en esta ocasión son dos extrovertidos personajes. Lucía es enfermera en el Doce de Octubre y va a Puertollano a visitar a un amigo, se cultiva en el gimnasio y gusta de viajar. Richard tiene una academia de inglés en Ciudad Real. Mientras cada uno vamos construyendo nuestro personaje, mi dibujo va completándolos en el cuaderno. Y, sin darnos cuenta, ya hemos llegado.
billares
Los billares eran la única alternativa de diversión posible una vez que uno superaba la edad de andar por los descampados buscando lagartijas. En realidad al billar solo jugaban los mayores, los niños ocupábamos los futbolines, y cuando había dinero, rara vez, la mesa de ping-pong y las máquinas, que más tarde se llamaron de pinball a raíz de la ópera rock Tommy (The Pinball Wizard), de The Who, que narra las peripecias de un niño sordo, ciego y mudo que conecta con las máquinas tragaperras y es el número uno del mundo jugando con ellas. Como vemos, el LSD también ha hecho daño. En España, se llamaban máquinas, sin más. «Vamos a echar una partida a las máquinas», decíamos.
Los billares no eran un sitio adecuado para los niños, según los padres, porque se mezclaban jóvenes de todas las edades y se fumaba mucho. Tabaco, por supuesto. También se decían tacos y se producían peleas cada dos por tres. Presenciando una partida en unos billares junto a la calle Gabriel Lobo, a la vuelta del colegio, tras hacer una bola, que es como se llamaba a la carambola, uno de los jugadores le arreó con el taco al otro en la cabeza con todas sus fuerzas. Salí corriendo porque sabía que eso no iba a quedar ahí. No dejé de correr hasta llegar a casa. Éramos como perros de la pradera, ante la más mínima señal de alarma, emprendíamos la huida. Vivíamos a la intemperie, éramos carne de cañón, solo el instinto de supervivencia nos mantenía vivos. Ahora se ven menos costras en las rodillas, cicatrices y escayolas. Los niños viven más relajados.
Todo el mundo coincidía en que los billares no eran una buena escuela, pero no había ningún otro sitio donde ir, se convertía en el refugio universal, entre otros, de los que hacían pellas. También de rufianes, choricillos, macarras, convictos y todo tipo de personal de catadura moral dudosa. Las niñas no entraban. Si el sábado no había dinero para el cine, se pasaba en los billares. Ahí se reunía toda la golfería del barrio, había que ser discreto y mantener la invisibilidad porque en cualquier momento te podías ganar una gaya. Un simple cruce de miradas podía derivar en un «¿tú qué miras?» y la sensación de estar con un pie en el otro mundo.
El Gran Wyoming en ¡De rodillas, Monzón! Editorial Planeta.
Primer tomo de su autobiografía, que sale hoy a la venta.
lunes, 17 de octubre de 2016
ultimas fotos de madrid con el móvil
Abajo, la clásica ferretería de la calle Atocha que ha cerrado.