Este patio aún mantiene parte del empedrado y las piedras para las ruedas del carro, ya muy desgastadas. Los primeros carros tenían las ruedas de madera, recogida por una circunferencia de hierro que era la superficie que tocaba el suelo. Cuando iban cargados, con el peso, podían destrozar el pavimento, por lo que se ponían en el suelo dos filas de piedras de basalto sobre las que pisar.
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