sábado, 27 de agosto de 2016
música tuareg
El desierto es el paraíso, hace un poco de calor, es normal para nosotros, pero a primera hora de la mañana y al atardecer se está maravillosamente bien, no es más que un bosque sin árboles. Nuestra música, desde Ali Farka Touré y Tinariwen, refleja esa realidad. Si tocas con el corazón, llegas al mundo entero. La gente se interesa por la cultura tuareg, por la belleza del desierto. Se nos conoce por nuestros problemas, la rebelión y la guerra, pero hay otras opciones no violentas, como en Níger, donde nos hemos integrado. El primer ministro, ya en su segundo mandato, es tuareg. En Argelia, Malí o Libia, los tuaregs también deberían enviar a los niños a la escuela, contribuir a la sociedad para hacerla avanzar.
Las empresas extranjeras explotan los recursos de Níger (uranio, petróleo y oro), pero no ayudan a la población. Deberían facilitarnos agua para poder cultivar nuestros propios alimentos. Es un país independiente, pero subyace el colonialismo. Los tuaregs somos muy abiertos. Cuando llega un desconocido, se mata un cordero, se organiza una fiesta; si un tuareg te invita a su tienda, todo lo suyo es tuyo. Me parece bien compartir mi región, pero se aprovechan de la hospitalidad para hacerse con la tierra. Deberían respetar nuestro hogar.
Todo aquel que se convierte en tu amigo es ya de la familia, alguien importante. Se establece un intercambio, aprendes de él y él aprende de ti. La música tuareg se basa en ese principio, ese aprendizaje común enriquece a la comunidad. Así es el mundo; esto es ser humano.
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