Inma Herranz, es otra hija de la diáspora mestanceña. Su madre y su tía se fueron a trabajar a Madrid y allí nació ella. Afortunadamente, sigue ligada al pueblo, donde va, de vez en cuando, a la casa familiar.
Es allí donde he visto estas acuarelas del pueblo, bastante bonitas, a mi gusto. Me recuerdan mucho aquellas ilustraciones que solían verse a finales de los sesenta. Colores vivos y bastante libertad. Da gusto (¡qué chulos los coches en primer plano de la primera!).
Tendréis que perdonarme la calidad fotográfica, deleznable. Están enmarcadas con cristal y no hay forma de quitarle los brillos.
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