Frente al Ayuntamiento de Palma de Mallorca, en el centro de la Plaça de Cort, se trasplantó este olivo gigante y retorcido que vino de Pedruixella Petit (Pollensa). Su dueño lo regaló al municipio de Palma. Se calcula que tiene más de seiscientos años y que pesa entre tres y cuatro toneladas. Es un lugar de encuentro. Sentados a su sombra, sobre la barandilla, descansan guiris y forasteros. Me bebo una cerveza con cero tapa en una terraza, a dibujar, mientras una chica nos deleita con versiones dulces de canciones famosas.
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