Habrá que celebrar que un niño
haya muerto como un niño,
que un niño haya escapado.
Los encerramos en escuelas,
les inculcamos nuestros tabúes,
los enredamos en nuestras guerras
y no pueden escapar.
No tienen armas,
pero los matamos.
Masacramos a los inocentes.
El mundo es de los niños,
el auténtico mundo.
Trepan los árboles,
ruedan por la hierba.
Son como hormigas.
Libres como pájaros.
Son animales y no se avergüenzan.
Ellos saben lo que es importante:
que ha nacido un ratón,
que una hoja caiga en el estanque.
Si el mundo estuviera poblado de niños...
Jean Renoir en The river. Francia 1951
¡Qué cosa más preciosa! y qué verdad es. Gracias!
ResponderEliminarTe recomiendo la película.
Eliminar¿Sabes que a noche la busqué y la vi? una delicia! mil gracias!!
EliminarCómo me alegro!
EliminarHermoso y auténtico el poema. Por acabar hemos acabado en gran parte o todo con el niño que fuimos y que aún se reivindica en edades provectas. Tal vez porque ahora nos damos cuenta algunos del valor de lo más elemental y próximo que nos llenaba de asombro.
ResponderEliminarBuena ocasión para volver a ver un filme que había olvidado.
Es hora de desaprender.
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