Carnassier es un vocablo francés usado por estudiosos franceses y alemanes (P. Paris, Obermaier y Heiss) a principios del siglo XX para hacer referencia a unas figuras mitificadas de lobo en la cerámica ibérica en que éste aparece con especial ferocidad y con atributos felinos. No es un lobo en sí, es un animal fantástico híbrido y monstruoso asociado siempre al héroe y a la diosa. Hace referencia a un tipo iconográfico del grupo del Sudeste, más que a su significado o sentido conceptual, probablemente un ser mítico derivado en gran medida del lobo y germen de éste al mismo tiempo.
Una muestra palpable en la escultura ibérica es la pieza encontrada en el campo cordobés en que un lobo se lanza al cuello de una cabra con la fiereza de un león. Es la gran fiera mitológica, terror de ganaderos y población en general, es un animal salvaje y peligroso, pero al mismo tiempo posee cualidades positivas al encarnar la fuerza y la fiereza. Dará lugar al mito del héroe que acabará con él, como muestra el túmulo de El Pajarillo (Jaén) en que un ibero, protegido tan solo con su propio manto, saca la falcata de su cinto para salvar a un niño de las fauces de un lobo. Su atributos de astucia, ferocidad y capacidad organizativa pasarán así a ser atributos del héroe, y serán grandes valores en la educación del niño para la guerra, como muestra el torso del guerrero encontrado en La Alcudia de Elche.
El carnassier alado aparece en las pinturas de la cerámica ibérica del sudeste peninsular, en concreto, en el entorno marcado por el eje Elche-Archena y que limitan los ríos Segura y Vinalopó (en rojo, en el mapa). En La Alcudia de Elche, contamos con dos ejemplares. Uno, como busto, sobre un kalathos, naciendo de la vegetación. El otro, conservado muy parcialmente, de cuerpo entero, sobre una gran tinaja. Ambos llamaron la atención en su momento de Rafael Ramos, que los interpretó como grifos. Existe otro ejemplo hallado en el yacimiento de El Monastil (Elda), pintado sobre una jarra y junto a un árbol, y uno más hallado en el yacimiento del Cabezo del Tío Pío, en Archena (Murcia), pintado sobre una jarra de asas bilobulares y que se conserva en el Museu d'Arqueologia de Catalunya.
El grifo en realidad es un animal fantástico venido de Oriente de cuerpo de león alado y cabeza de ave, integrado ya en la cultura fenicia y la greco-romana, que aparece en la escultura ibérica antigua, como ocurre en las piezas encontradas en Cabeza Lucero (Guardamar) y La Alcudia de Elche. El carnassier es, por así decirlo, el grifo propio de los iberos, cuyo animal terrorífico era el lobo, y que forma parte de un universo fundacional de creación, regeneración, fecundidad y autoctonía, alegoría del ámbito aristocrático, justificación de sus orígenes, que actúa como custodio, como garante del poder y el orden establecido.
CarnassierAlado
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