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Siluetas (1973-1980) |
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Huellas corporales (1974) Película muda de super8 |
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Sudando sangre (1973), película de super8 |
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Cala (1974), película de super8 |
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Huellas de vidrio sobre cuerpo (1972) |
Ana Mendieta, artista visual multimedia y de performance nacida en Cuba, murió en 1985 a la edad de 36 años, dejando atrás una enorme colección de obras no expuestas, y a la vista en la Hayward Gallery de Londres, en la exposición Traces de 2013, su primera retrospectiva en el Reino Unido, siendo revaluada como una artista pionera por sus matices que van desde el punto de vista nómada a las prácticas asociadas con el arte corporal, el arte terrestre, la performance, la escultura, la fotografía y el cine (Ralph Rugoff). Ella describió su trabajo como earth-body art.
Nacida en Cárdenas, Cuba, en 1948, Mendieta fue enviada a Iowa por sus padres a la edad de 12 años en la operación estadounidense Peter Pan, organizada por la CIA y la Iglesia Católica para alejar a los niños del régimen de Fidel Castro. Regresaría a la isla en varias ocasiones buscando su identidad. En Iowa estudiaría Bellas Artes. En una búsqueda posterior de identidad y pertenencia, Mendieta centró su atención en la Tierra y el cuerpo femenino como sus temas centrales. Su discurso se centrará mayoritariamente en la reivindicación del cuerpo como medio expresivo. Utilizar el propio cuerpo para conducirnos a la reflexión. Para invitarnos a reflexionar sobre los temas de su época, que son, casualmente, los mismos que los de la nuestra: la belleza, el género, la identidad, la relación con la naturaleza… Aunque documentados a través de una amplia gama de medios (fotografía, cine, performance, escultura), eran, en esencia, sus únicas herramientas. Mendieta desarrolló una vernácula visual de formas femeninas a través de la experimentación con materiales como la sangre, la madera y la piedra. En su famosa serie “Siluetas”, creada entre 1973 y 1981, dejaba huellas o trazos en la tierra con su cuerpo, añadiendo en ocasiones adornos rituales de flores o fuego a esas marcas.
Mendieta murió en Nueva York en 1985 tras caerse del piso 34 que compartía con su marido, el escultor Carl Andre. Algunos sospechan que Andre arrojó a Mendieta por la ventana, aunque fue absuelto después de un juicio de tres años. En la última sala de la exposición, la dualidad del título de la muestra, que hace referencia tanto a las marcas dejadas por su cuerpo en la tierra como a la obra que dejó tras su muerte, se acentúa de forma inquietante. Presentados junto con cuadernos, postales y otros materiales de archivo, varios pilares blancos se configuran como pantallas de proyección para proyectores de diapositivas anticuados que muestran las obras no expuestas. Cada pilar está marcado con el año en que se realizaron las obras que allí se muestran.
Desde su primera exposición individual en 1971 cuando estudiaba en la Universidad de Iowa hasta su muerte creó diversas colecciones de trabajos que incluyeron siluetas de su cuerpo creadas en barro, tierra, rocas, flores silvestres y hojas. Elaboró performances que evocaban las tradiciones populares centrándose con frecuencia en la práctica de santería. En sus piezas utilizaba a veces la sangre
como un elemento mágico y poderoso que evocaba el poder de la sexualidad femenina y el horror de la violencia sexual masculina. En sus fotografías auto-retrato distorsionaba sus rasgos en vidrio, se imaginaba a sí misma goteando en sangre o disfrazada de hombre pegándose vello facial. En 1973, consternada por la brutal violación y asesinato de Sara Ann Otten, una estudiante de enfermería de la Universidad de Iowa, Mendieta se untó con sangre y se ató a una mesa, invitando a la audiencia a dar testimonio. A lo largo de su carrera trabajó en Estados Unidos, Cuba, México e Italia.
Fotos cortesía de Galeria Lelong, Nueva York, y Galería Fonte
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