Hoy lunes de fiesta aparece un Madrid tranquilo, pacífico, asequible. Apenas hay tráfico. Comemos con las tapas de
Casa Pepe.
El Rincón del Guaje está extrañamente vacío. Nos despachan aceitunas, que vuelvo para atrás. Nos ponen un queso insípido de leche de vaca. Aitor se fue para siempre a Bilbao. Creo que jamás volveremos. Por la tarde, paseo por el barrio disfrutando del aire fresco. Los abuelos llenan los bancos. Me siento en la cafetería heladería
La Rosa a tomar un café. Es una bombonera no demasiado cursi con parejas de jubilados. Rápidamente me barren los pies. Termino el dibujo a toda pastilla. Ya en la calle, siento que me han envenenado.
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