Este viejo bar con olor a aceite refrito de la calle Arganzuela, en el Rastro de Madrid, es de lo poco que queda del Madrid de antes de la globalización. Incluso sus precios son de esa era. Tiene cocina, claro, raciones caseras y un menú de 9 euros. El ambiente es bueno y los camareros simpáticos. Toni, el que hoy toca, es un tío muy agradable que quiere aprender a dibujar. Me cuenta que el grupo de música callejera del mismo nombre que el bar se formó con gente que venía de cañas aquí, por eso su nombre. Lo forman 11 músicos y actores provenientes de España, Italia, Turquía, Chile, México y Argentina. La cerveza a presión es Ámbar y un café cuesta 1,30 euros.
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