domingo, 23 de enero de 2022

la máquina del tiempo


     


  La representación pictórica de una estancia plasmaba, como en un espejo, la presencia del retratado en el ámbito doméstico. Con esa vista en perspectiva se daba la impresión de que la persona del retrato habitaba la misma morada que el espectador. En un principio, el marco del cuadro simulaba el auténtico de una ventana; era como si, con él, el retrato dispusiera de una conexión entre el mundo pintado y el real que permitía a quien lo contemplase comunicarse con la persona de la imagen. El marco también fungía como intervalo, al separar el tiempo de la imagen del tiempo ante la imagen, el tiempo del recuerdo del tiempo del espectador. El realismo, que llegó al retrato con la analogía del lugar y el tiempo representados, se condensó en el rostro, cuya autenticidad debía reconocer y, por tanto, certificar el espectador. No se trata de un simple rostro o de un rostro en sí, sino de un rostro vivo, un rostro con una edad determinada, un rostro dotado de expresión y mirada, captado en una situación vital que, en el retrato, reemplaza el papel del rostro como documento atemporal y primaba la puesta en escena frente a la fisonomía.

  En uno de los primeros retratos privados que se hicieron en los Países Bajos, Robert Campin probablemente representó al cortesano borgoñón Robert de Masmines, caído en la batalla de Bouvines en 1430. El retrato da sensación de antiguo por el pequeño formato y por limitarse al rostro. Con mayor fuerza nos atrae el realismo drástico, casi fotográfico de las facciones que, desde el punto de vista formal, parece salirse del angosto marco. El retrato es todo rostro y sólo rostro, un documento de la persona para el recuerdo de su familia. Esta función la confirman las dos versiones que se han conservado, casi idénticas (una en Berlín, Staatliche Museen, Gemäldegalerie, y otra en Madrid, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza) y pintadas con la misma perfección, que lo acreditan como un documento legado a sus descendientes y, por consiguiente, un documento de su persona.

Hans Belting en Faces, una historia del rostro. Akal / Estudios visuales. Madrid 2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario