La yuca es un género de plantas suculentas originarias de América del Norte y Central, de la familia de las Asparagaceae y de la subfamilia Agavoideae. Es de hoja perenne con forma de espada en roseta y flores blancas como campanas en grandes racimos que aparecen en el verano y principios de otoño. Tiene 55 especies, siendo las más comunes por estas tierras la aloifoliao, bayoneta española o daga yucca, de hojas rígidas acabadas en punta, peligrosa especialmente para los niños, la yucca gauca o de jaboncillo, de hojas grisáceas duras en una roseta central, y la yucca filamentosa o aguja de Adán, con filamentos en los bordes de las hojas.
Es una planta dura que se siente a gusto a pleno sol, aguanta la sequía, la salinidad y las heladas hasta cinco grados bajo cero; pero no la humedad excesiva. Sus hojas se usan para cestería, con sus raíces se fabrica champú, y los pétalos de sus flores son comestibles, de textura crujiente, con un sabor muy dulce y un aroma de alcachofa. Excelente para decorar ensaladas y tartas. En los años sesenta, el químico mexicano Alfonso Romo de Vivar descubrió saponinas esteroides en la planta, un agente antiinflamatorio que se usa para aliviar los síntomas de la artritis.
La polinización de sus flores la realiza la polilla de la yuca, que transporta el polen de los estambres de la flor masculina y lo deposita en el estigma de la femenina. A cambio, pone sus huevos en el ovario, para que las larvas coman sus semillas (no todas, lo que le permite reproducirse). También podemos reproducirla separando sus crías pequeñas de la base cuando éstas se han puesto verdes.
Las flores tardan unos años en salir, pero luego lo hacen de esta forma tan impresionante. En mi huerta siempre lo hacen con este maravilloso sol de octubre. Son carnosas y ricas de sabor. Estupendas para poner en crudo en ensaladas. La foto la hice ayer.
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