Cuando Juana se compró un terreno en El Salobral, hace ya muchos años, me dijo que pensara en una casa de verano para ella y su familia. Era una casa de ladrillo visto sin llaga con una torre circular y piscina con forma de riñón. En la parte trasera tenía una entrada para el coche, que se guardaba en un semisótano bajo la plataforma de la piscina. Los peldaños de subida a la plataforma, para entrar a la casa, coincidían con la banda de cristales, el de la planta baja era la puerta, que iluminaban el interior de la torre. Nunca se hizo.
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