Las plantas, pájaros e insectos han invadido la huerta. Ésto, que para algunos es un problema, a mí me hace feliz. Las hierbas suben y suben, ya me llegan a la cintura. Pienso que todos mis cuidados han sido para los demás y que ahora que nadie puede verlo, excepto yo, soy feliz aquí enmarañado de verde. No tengo que reportar. Paso la tarde mirando los pájaros cantando, los caracoles corriendo sobre las hojas mojadas, los zapateros comiendo, las avispas, las arañas pequeñitas, algunas caracolas. Los topos amontonando tierra. Perdices bajo los juncos. Me revolcaría si no fuera porque se ha puesto a llover. Me subo a las paredes a ver cómo se pone el sol, recojo las acelgas silvestres y vuelvo al pueblo desierto, infectado, tóxico. Traigo mi trofeo en un cajón. Todo está justificado. Llevaré acelgas a mis hermanos y nosotros nos las cenaremos, como animales enfermos, incomestibles.
miércoles, 22 de abril de 2020
alegrías de la huerta
Las plantas, pájaros e insectos han invadido la huerta. Ésto, que para algunos es un problema, a mí me hace feliz. Las hierbas suben y suben, ya me llegan a la cintura. Pienso que todos mis cuidados han sido para los demás y que ahora que nadie puede verlo, excepto yo, soy feliz aquí enmarañado de verde. No tengo que reportar. Paso la tarde mirando los pájaros cantando, los caracoles corriendo sobre las hojas mojadas, los zapateros comiendo, las avispas, las arañas pequeñitas, algunas caracolas. Los topos amontonando tierra. Perdices bajo los juncos. Me revolcaría si no fuera porque se ha puesto a llover. Me subo a las paredes a ver cómo se pone el sol, recojo las acelgas silvestres y vuelvo al pueblo desierto, infectado, tóxico. Traigo mi trofeo en un cajón. Todo está justificado. Llevaré acelgas a mis hermanos y nosotros nos las cenaremos, como animales enfermos, incomestibles.
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