¿Cómo reaccionaríamos si estamos tranquilamente sentados en un banco del metro y alguien, justo enfrente, se pone a dibujarnos? Quizá no es nuestro mejor día y todo nos molesta. O tal vez nos sentimos halagados. Estos cinco personajes del mismo trayecto tuvieron reacciones distintas: la primera a la izquierda ni se enteró, la segunda se sintió sorprendida y agradecida, el tercero se levantó y se fue a otro sitio del vagón, la cuarta sonreía para sí, mientras leía un libro, cosa rara hoy día, cuando se percató, y el último posó descaradamente, feliz de ser dibujado. Yo, creo que sacaría el cuaderno y lo dibujaría.
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