En el caso de las aplicaciones para "sugar daddies", si eres un hombre con dinero y poder, puedes ponerte en contacto con una mujer joven y guapa, que probablemente esté en la universidad y que necesite algún tipo de ayuda económica. Hay quien dice que estamos ante una forma de trabajo sexual pero que no precisa de pasar por la industria del sexo.
Es una metáfora de esa forma casual que está adoptando el trabajo en muchos ámbitos. Una "sugar baby" es, de facto, una trabajadora sexual. En los países en los que el trabajo sexual es legal, las trabajadoras sexuales están más o menos organizadas, existen organizaciones que las protegen en materia de remuneración, por ejemplo. Pero en la situación de una "sugar baby," el cliente puede pasar por encima de esa protección. Porque a ella ni siquiera se la considera una trabajadora.
Ella es una ciudadana media, del mismo modo que el conductor de Uber no es un taxista. Es un hombre que tiene ese trabajo a ratos. Este tipo de trabajos representan, en realidad, la desregulación del trabajo en el mundo occidental, algo que va acompañado de la reducción del peso de los sindicatos y de las protecciones del Estado. Al final, en estas relaciones de la nueva economía tienes a alguien con dinero y alguien que lo necesita, y no existe factores que sirvan de mediación entre la parte débil y la fuerte.
Ella es una ciudadana media, del mismo modo que el conductor de Uber no es un taxista. Es un hombre que tiene ese trabajo a ratos. Este tipo de trabajos representan, en realidad, la desregulación del trabajo en el mundo occidental, algo que va acompañado de la reducción del peso de los sindicatos y de las protecciones del Estado. Al final, en estas relaciones de la nueva economía tienes a alguien con dinero y alguien que lo necesita, y no existe factores que sirvan de mediación entre la parte débil y la fuerte.
Esta es una de las grandes paradojas de la era de la digitalización, algoritmos y big data. Todo eso podría significar un paso adelante para el mundo laboral, pero los canales en los que se han implementado llevan a un retroceso. De hecho, estamos ante lo que yo llamo “barbarismo-binario”, que tiene más que ver con las primeras formas de capitalismo que existieron. En realidad, esa es nuestra situación, aunque, con un toque digital.
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