Resuelto a abandonarlo todo, salgo despreocupado sin archeles en la noche; pero, ante la presencia de nuevos personajes, el mono aparece con fuerza y tengo que coger unos papelajos del bar y un viejo boli. ¿Podré oír sus historias sin que sus facciones aparezcan a la vez como bustos romanos? El silencio de Toni y el abrumador Edu. Dulce María orgullosa de su cuerpo que busca un pintor que inmortalice su desnudo. Hasta el alterón, el pequeño resalto de la nariz de Cristina y entonces no más. No seguir. Olvidarse de todo. Abandonarlo todo despreocupado sin archeles.
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