lunes, 2 de abril de 2018
monfragüe
Salimos bien desayunados y besuqueados por nuestros hospitalarios amigos. La lluvia ha desaparecido y el sol ha salido otra vez. Circulamos por la autopista en paralelo a la gran muralla de Gredos, con la parte superior encalada por la nieve. El castillo de Oropesa y grandes dehesas de alcornoques viejos sobre alfombras verdes. Las cigüeñas se entretienen en sus grandes nidos sobre postes y humeros de casas derruidas y los milanos buscan carroña en la carretera.
Enseguida llegamos a Casatejada, un pueblo pequeño con dos iglesias grandes de granito. Una de ellas frente a nuestra nueva casa: la casa del farmaceútico, botánico y explorador de la flora del Perú José A. Pavón y Jiménez. Los pasillos llenos de láminas de plantas y poco más que destacar, pues de aquella casa sólo queda la placa. Nuestro balcón muestra el Ayuntamiento y el culo de iglesia.
Enseguida partimos al Parque de Monfragüe por la estrecha carretera de la Bazagona, que sigue el curso del río Tiétar y tiene una estupendas vistas de los miradores de la Portilla, la Fresneda, la Higuerilla, la Malavuelta y la Tajadilla, en estos dos últimos ya vemos el Tiétar y el Tajo embalsados. En el de la Fresneda nos entretenemos en una pared de milhojas verticales donde planean los buitres negros y anidan los alimoches, gracias a la tecnología de unos buenos guiris. Villarreal de San Carlos es el centro de operaciones. Allí un gran parking recoge a los turistas y domingueros y los reparte por los caminos de la zona. Nosotros elegimos la ruta verde, que sigue el arroyo de Malvecino y luego sube al cerro Gimio. Bonito paseo entre alcornoques y robles con el murmullo del agua, bajadas con piedras esculpidas, espinos blancos, alisos, almeces y fresnos, y algunos ciervos, y subida al cerro Gimio, balcón de buitres negros con vistas espectaculares. No tiene mucha dificultad y me permite dibujar algo.
En Villarreal otra vez nos tomamos unas cervezas con salchichón ibérico que nos prepara una buena mesonera en el chiringuito Almofrag, mientras las mujeres de la cocina se parten el culo con ella a cuenta del camarero del que alguien ha comentado en Internet que estaba sordo. En Casatejada nos dicen que solo podremos cenar en el Machaca, un tremendo y sucio bar donde todo el pueblo sigue el Sevilla-Barça dando voces. Nos sacan unos callos de bote con tomate y pimientos y unos calamares congelados. Ciertamente penoso.
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