En el otro extremo están los cafés en cadena. Camareras tratan de ser simpáticas a pesar del estrés y de su ridículo sueldo. Las abuelas acercan sus bandejas a las mesas con las manos temblorosas. Entonces llega un encargado malhumorado y las camareras se indignan. Están a punto de lanzar las pastas al aire. Pero esto nadie lo dibujará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario