Es harto complicado imaginar que de la oscura militancia, que se mueve con una dinámica propia en la pelea por un sitio en las Administraciones salga el liderazgo futuro de tantos países sumidos en una crisis de identidad, de fe democrática, de confianza en la capacidad de la política para cambiar a mejor la vida cotidiana de los ciudadanos. La personalidad, el talento, la fuerza creadora y el poder de seducción son cada día virtudes más escasas, por eso los partidos tienen que salir a buscarlas en la sociedad y atraerlas para la política y dejar de parodiar con sus recursos de antaño una nueva piel que está vieja y cuarteada.
David Trueba en El País
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