Se ha descubierto el exoplaneta donde puede ser más probable encontrar indicios de vida, según sus descubridores. El nuevo planeta está a 40 años luz de la Tierra y orbita en torno a una enana roja llamada LHS 1140. En septiembre de 2014, el telescopio M-Earth, en Chile, captó una leve disminución de su luz que podía deberse al tránsito de un planeta.
Los resultados del estudio, publicados el 19 de abril en Nature y que incluyen el uso de otros telescopios, confirman que hay un planeta con un radio 1,4 veces el de la Tierra y una masa seis veces y media mayor. Estos dos datos implican que lo más probable es que este planeta tenga un núcleo de hierro denso recubierto de rocas, la misma composición que la Tierra.
Este nuevo mundo está unas 10 veces más cerca de su sol que la Tierra, pero el astro es tan tenue que la cantidad de radiación que le llega es la mitad de la que recibe nuestro planeta. Esto hace posible que el planeta tenga dos elementos indispensables para la vida: agua líquida y atmósfera.
“Por ahora todos los datos que tenemos nos indican que este planeta debe tener un aspecto como el de la Tierra”, explica Jason Dittmann, astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EE UU) y coautor del estudio, quien desarrolló el sistema de inteligencia artificial que se ha empleado en el descubrimiento. “Por ahora este es el candidato número uno a ser un planeta como la Tierra”, asegura.
El planeta LHS 1140b se habría formado hace 5.000 millones de años posiblemente de una forma similar a la Tierra, aunque en un entorno mucho más hostil. Cuando las enanas rojas son jóvenes, emiten una alta radiación que puede destruir la atmósfera de los planetas rocosos en su entorno y hacerlos más parecidos a Venus que a nuestro planeta, explica Dittmann. El hecho de que este planeta sea ligeramente más grande que la Tierra podría favorecer que en el pasado albergase mares de lava que podrían haber permitido conservar una atmósfera con su aportación de vapores magmáticos.
Por ahora este puede ser el mejor candidato para observar la primera atmósfera de un mundo habitable fuera del Sistema Solar. Dittman señala que su equipo ya ha pedido tiempo de observación con el telescopio espacial Hubble para medir la dispersión de Rayleigh, el efecto que hace que la Tierra vista desde el espacio sea un punto azul pálido, y que podría confirmar la existencia de una atmósfera en el nuevo exoplaneta. Y en un año se podría usar el Telescopio Espacial James Webbpara detectar oxígeno, metano y dióxido de carbono, compuestos que podrían indicar la presencia de vida, señala.
NUÑO DOMÍNGUEz en Materia 19Abril2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario