Desayunamos arenques marinados, salmón ahumado y cerdo con champiñones. De postre, yogur líquido con frutas. Las fresas están deliciosas.
En la Galería Nacional quedo impresionado por los pintores decimonónicos noruegos, como Johan Christian Dalh con su dramatismo romántico hiperrealista. Tormentas, naufragios, nocturnos que rayan lo onírico y un gran amor a la naturaleza. También vemos dos cuadros de Sevilla de pintores locales, El Greco, Ribera, Goya, Monet, Degas, Cezanne, Delacroix, Renoir, Rodin. Y, claro, Munch.
También hemos visitado las fortalezas del puerto, el Museo de la Resistencia. El puerto es un lugar tranquilo lleno de árboles. Los pescadores venden lo pescado en sus barcas, peces y mariscos. Compramos gambas y nos las comemos sentados mirando al agua. Las gaviotas cogen al vuelo las cabezas.
Volvemos a parar en Copenhage, en su aeropuerto inmenso. Empiezo a pensar en mi parálisis facial, aún sin agobiarme. Aparecen los primeros españoles. Beni se da cuenta de que en el avión hay un salto de la fila 12 a la 14. Supongo que habrá mucho cliente supersticioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario