miércoles, 24 de febrero de 2016
largo de sâo domingos
Esta placita de Lisboa merece la pena especialmente por varios motivos: el interior de la Iglesia de Santo Domingo, que se mantiene con las piedras calcinadas desde que un incendio la arrasara en 1959 (solo se arreglaron los paños de paredes y techo para poder oficiar misas) dándole un aspecto fantasmagórico muy impresionante, sobrecogedor; tomar una copa de ginjinha, un licor de aguardiente dulce de guindas muy bebido en Portugal (algo parecido al licor que hacían en la taberna La Nueva en Quevedo) y ver a las señoras de las excolonias africanas vendiendo semillas y frutos secos en los bancos de la plaza con esos vestidos y turbantes de bellísimos estampados, oyendo al grupete de turno tocando jazz.
Ya antes esta plaza fue feria de ganado y aquí mismo comenzó la masacre, el 15 de enero de 1506, que acabó con la vida de unas 2000 personas entre judíos, muchos expulsados de España por los Reyes Católicos, y cristianos nuevos, para sufrimiento muchos y regocijo de otros cuantos.
A história de tantas histórias. Belissimo, Helena Monteiro
ResponderEliminarCada dibujo es una historia y cada persona tiene una detrás. El cuaderno esconde nuestra visión personal. Gracias Helena.
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