El pintor y litógrafo francés Henri Fantin-Latour (1836 - 1904) tuvo un sueño recurrente durante los años 1872, 73 y 74, en que un grupo de graciosas y jóvenes mujeres blanquecinas de pequeños pechos, algunas de ellas aladas, se reunían en el paraíso para recibir a Schumann, muerto hacía ya más de una década, al que reconocían su gran obra. Rápidamente, antes de entrar por completo a la vigilia, cogía su lápiz y sin apenas levantarlo del papel, apuntaba esa escena.
Aquellas líneas gruesas eran como una llave que abrían otra vez su sueño: las risas de los juegos entre la niebla, la gracia de esos cuerpos blanquecinos, juguetones, a la luz de la luna, y balanceándose sin parar.
Este pergamino duerme en la Galería Addison de Arte Americano, Academia Phillips, Andover, MA.
Cuando ésta cierra, y a la luz de la luna, se oyen risas en la sala y el fantasma de Shumann sale enrojecido por la puerta.
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