viernes, 21 de agosto de 2015
licantropía
Me llamo Manuel Blanco y Romasanta, natural de Rigueiro, partido de Allariz [Ourense]. Viudo, tendero ambulante, 42 años de edad. Desde hace 13 hasta el día de San Pedro de 1852, por efecto de una maldición de alguno de mis parientes —mis padres, mi suegra o no sé quién— he traído una vida errante y criminal, cometiendo asesinatos y alimentándome de la carne de las víctimas. Unas veces solo; otras con dos compañeros valencianos, don Genaro y un tal Antonio. Nos convertíamos los tres en lobos, nos desnudábamos y nos revolcábamos en el suelo, y después acometíamos y devorábamos a cualquiera, quedando únicamente los huesos. A veces conservábamos ocho días la forma de los animales dañinos. Al recobrar la figura humana y el uso de la razón perdida, los tres nos poníamos a llorar. -Declaración, tras su detención en 1852, del llamado Sacaúntos.
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