santos de cerillas seriadas
Sacó una cerilla de la caja del elefante y, antes de rascarla, miró detenidamente el papel encerado que salía del pegotito de fósforo y dijo:
-Mi abuelo escribió un padrenuestro en una como ésta, con una pluma estilográfica. Desplegó el papel, escribió sobre él con tinta negra y luego recompuso la cerilla y la metió en un pequeño frasco de esos donde vienen los antibióticos.
-¿Y qué sentido tiene hacer eso?
Anda ¡qué raritos los de tu familia!. Mi hermano y yo desmontábamos el papel para enrollarlo alrededor de la cabeza de fósforo ...y a partir de aquí, no recuerdo si lo pisábamos y se prendía. Si lo frotábamos y lanzábamos prendido...¿alguien me recupera la memoria?.
ResponderEliminarEsas cajas sí que las tengo memorizadas, sí.
Nosotros comprábamos unas tiras de cartón con pegotes de fósforo como dientes rojizos. Los mojábamos y con ellos húmedos pintábamos nuestro posible esqueleto en la piel de brazos, piernas y cabeza. Por la noche, en la oscuridad, el dibujo fosforecía y sólo se veían nuestros huesos bailando.
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