El partido había dejado de interesarme, especialmente después de esa extraña luz que apareció tras las ventanas. Salí a la calle. Los tejados y las fachadas se habían puesto rojos, hasta el verde de la la Sierra de Puertollano parecía coger tintes sanguinolentos. Era algo espectacular, rayano a lo timoso. Corrí sin pensarlo con los archeles a la trasera de la Gena.
Era Octubre, cuando el sol rojo hace esas cosas con las nubes. Y no nos acostumbramos. Torpe, inútil con un pincel y un bote de agua. Intentándolo sabiendo que es ridículo. Que es así todos los días nubosos de todos los octubres de todos los años, aunque parezca que se acaba el mundo.
Más que rojo...republicano.
ResponderEliminarQué fantástico lo captaste-...vaya lente tienes por ojo, mejor que la Leica.. !
ResponderEliminarGracias. Me gustaría coincidir con vosotras para dibujárnoslo con unas cervecitas.
ResponderEliminar