lunes, 23 de julio de 2012
un fin de semana, cinco años
Iba en la viajera. Tembleque tenía una plaza de toros de adobe que el tiempo iba desmoronando. En la estación de Daimiel había una pintada en azul que rezaba Arriba Franco. Lola y Pedro Pablo empezaban a salir, el primo Juan le pregunta ¿ahora, qué somos?. Miguel juega al golf en el jardín. Ángel monta en quad. En casa de Maru, sacan el vermouth. Pablo y Manolo llegan en bici desde Almagro. Mi madre viene de la peluquería. María está tan grande como su padre. Nos comemos una paella y nos quedamos dormidos con el soporífero Tour de France. Llega Concha de Almansa y nos despierta a todos. Vamos a Manzanares a ver autocaravanas. Pablo se duerme en el coche. La casa se va deteriorando. Barro el patio y desayunamos en el Tito. Comemos con mi madre. La Pili no para de chaspar. Descanso un momento en el jardín, soy capaz de vernos desde arriba. Mi madre se acuesta muerta de dolores. La luz lateral de la tarde ciega al conductor del tren. Los turistas franceses alucinan con que no haya empleados, ni billetes, ni casi estación.
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