Hoy partí adonde el Rey estava, nueve leguas de Lisboa; y el Rey me rescibió con mucha honra, y me hizo mucho favor, y mandó sentar y habló muy bien, ofreciéndome que le mandaría hacer todo lo que a los Reyes de Castilla y a su servicio compliese complidamente y más que por cosa suya y mostró aver mucho plazer del viaje aver avido buen término y se aver hecho; más que entendía que, en la capitulaçión que avía entre los Reyes y él, que aquella conquista le perteneçía. A lo cual respondí que no avía visto la capitulaçión ni sabía otra cosa, sino que los Reyes le avían mandado que no fuese a la Mina ni a toda Guinea.
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