Este pintor vasco se hizo él solito, a lo Daniel Clowes, el número 265 de la revista Lápiz. De la antigua escuela publicitaria, aplicó aquella hermosa técnica del boceto suelto, en que lo importante era cómo manchaban las fotos, titulares y textos (que eran ficticios y algún cliente poco avispado intentaba leer con mucha dificultad). Es un ejercicio divertido convertir la revista en el boceto de sí misma. Supongo que así se quitó una vieja espina que los directores de arte llevan como una pequeña cruz (
el boceto es mejor que la campaña, les comentan. Ahora, al menos es igual).
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