viernes, 14 de octubre de 2011
cuaderno de zaragoza: 6sep10, madrid-zaragoza
Me levanto temprano y riego las plantas. Oigo las noticias, una nube echa agua sobre Zaragoza. En la estación, una chica me dice que podemos anular los billetes de vuelta. El cigarro me da distancia. Sólo miro. La antigua estación, las guiris blancas y pecosas (ya ñoñas ante la exuberancia sudamericana), los albañiles que hablan polaco, los hombres de negocios haciéndolos. Estos trenes de alta velocidad van pareciéndose, cada vez más, a los autobuses. Pasamos por Calatayud en una vega con un fondo de montañas frágiles, grises y amarillentas. Sobresale la aguja de ladrillo de una vieja iglesia. Un castillo entre pinos. Abajo, álamos.
Llegamos enseguida a Zaragoza. Nos recomiendan el bus 34, hasta el Mercado Central. De allí sale la calle de San Pablo. En el número 19 está el Hotel París Centro, antes Hotel San Blas, del que mantiene los picaportes. Casi enfrente de la habitación hay una terraza chula con vistas a la Basílica y la torre de ladrillo oscuro mudéjar de San Pablo (que dibujo).
Bajamos al Mercado Central y compramos un pincho. El Mercado está bien pero aquí hay unos faroles de metal que nos quitan las vistas. Entramos a la Basílica. Bajo su colección de agujas y tanta sobredimensión, una virgen pequeñita y dos de las bombas arrojadas en el 36. Pretencioso Neoclásico con ángeles barrocos colgados en los arcos. Feísimas lámparas con tiras de cristal. Lo mejor: los azulejos de las cúpulas
Preciosa parroquia de La Seo. Bonita, sencilla y con tallas de madera de San Joaquín y San Isidro. La cuida una señora muy desagradable. Cerradas las ruinas del Puerto Romano. El Puente de Piedra, La Lonja, El pasaje de la Industria cruzado con el de Comercio. Un cigarro en la terraza de El Real, junto a una familia italiana. Iluminan la Torre de San Pablo recortada en el trozo de cielo que no acaba de oscurecerse. Suficiente por hoy. Tomamos el fresco.
Se os echa de menos. ¡Bien dibujado!. No hay que ser nostálgicos, pero hay buenos ratos que de vez en cuando se debían repetir. Estos días en los que estoy sensible por la muerte de mi padre el día del Pilar, encontrármela por este querido y visitado espacio me repara un poco.
ResponderEliminarAgradecida
Lo siento Clara. No pìerdas, además, la alegría.
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