Parece que el error de los que mataron a Muamar Gadafi fue que no se vistieron de uniforme. Nada hubiera pasado si lo matan desde el avión, como nada pasa cuando muere un palestino por culpa de una bala. Ni conocemos a quien mató a Bin Laden, aunque sí hasta el más mínimo detalle de la operación. Nada le pasó a Pinochet, con más muertos que medallas, ni a Franco y sus compinches. Parece que nada les pasará a los asesinos de Couso y los demás periodistas molestos del hotel Palestina. No sé para qué tanta novela sobre el crimen perfecto. Sólo hay que mirarse El Libro Rojo de Gila.
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