sábado, 14 de mayo de 2011
trujillo, perú, en cuadernistas
El Museo del Juguete de Trujillo no es demasiado grande, por lo que resulta muy agradable y llevadero. Hablo con el vigilante, quizás dueño o encargado, de las reediciones de Payá y sobre modelos de coches. Tienen juguetes populares hechos por la gente del país: muñecas preciosas de trapo y animales de barro. También muchos de hojalata y casas de muñecas de madera. Está lloviendo y nos deja quedarnos viendo juguetes aunque la hora de cierre ya ha pasado.
Al salir, sigue lloviendo. Nos refugiamos en el Café del Museo, en la planta baja. Un café recargado con estanterías y la barra de madera labrada. Nada me da miedo en un café, y menos en uno donde se está tan requetebién.
Josemaría esa estantería,... no sé en que postura y en que orden..., pero me trae a la cabeza una ciudad con sus rótulos de neón, y nada más lejos de la realidad, pero la cabeza es así de caprichosa.
ResponderEliminarEsos naranjas, azules y turquesas me tienen fascinada. Como fascinada estoy de tus viajes y aventuras, y de poder meterme a escondidas entre los replieges de vuestra maleta. Le dices a Beni que recuerdos, que os acompaño en vuestras idas y venidas que tanto celebro.