jueves, 5 de mayo de 2011
desaparecidos: el café lyon
Lo visité unos meses antes de que lo cerraran, en 1994. Me tomé un café solo y un digestivo de limón. Los clientes eran unos pelmas socialistas divorciados con camisas de rayas, que hablaban del trabajo en plan trepa y la decepción que producen los hijos. También una chica copiando vasos campaniformes de un libro de prehistoria. Estaba de capa caída, el camarero olía a rancio.
En eso había quedado el famoso café de las tertulias, en el tramo más céntrico de la calle Alcalá de Madrid, donde iba Bergamín, Sánchez Ramón o Lorca; mientras en el sótano se juntaban Primo de Rivera, José María Alfaro, Agustín de Foxá, Sánchez Matas y otros falangistas. Después de la guerra, se acercaban Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, entre otros.
Hoy es un pub irlandés que usa el sótano de las tertulias como almacén. Sin apoyar las cajas a la pared para no dañar el fresco de Hidalgo de Caviedes que aún existe. La famosa ballena feliz que tantas historias podría contar.
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