Nos llamaban panfletarios cuando hablábamos de las crisis periódicas, y después anticuados. Las chapitas se nos fueron cayendo de vergüenza porque la izquierda se había puesto al día.
Después fueron sucediendo uno tras otro aquellos augurios trasnochados de los peludos jovencitos inmaduros.
Ahora el patio se llenó de abuelos demócratas que fingen razonar. "Merece la pena este mínimo riesgo a cambio del gran ahorro energético" oigo en el telediario. Porque a sus hijos no les han crecido pústulas como setas en medio de la cara. O a ellos mejor, justo en el centro de. Y ahora ¿con qué cara miramos a los chavalillos que gritan en la calle?
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