viernes, 30 de septiembre de 2022

camino lebaniego (03) de san vicente a bielva


    Desayunamos el café Carma, lleno de peregrinos, posiblemente del Camino del Norte. Hay un mostrador para los cafés y otro para los dulces, y ese rumor bajito de los que aún están dormidos. 
    
    Salimos por el camino de los eucaliptos y caminamos por caminos estrechos mal asfaltados, sin señales de tráfico. Seguimos el curso del Gandarilla por el Parque Natural de Oyambre. Robles, espinos blancos, nogales y peligrosas aulagas. Dejamos el río en Hortigal. No nos acercamos al dolmen Cotero de la Mina, pues hay que alejarse del camino y hoy tenemos un trayecto de 30 kilómetros. En Estrada nos encontramos el conjunto vallado, con un muro de piedra, de su torre y la pequeña iglesia, y cerrado. Lo rodeamos. Grandes piedras de las que emergen hermosos  laureles. En un trozo de muro bajo pasamos al recinto. La Torre de Estrada, es del siglo VIII, reconstruida en el XII y rehabilitada en 2005.  Tiene planta cuadrada y, en su origen, tres alturas, rematada la última por almenas. Su acceso era a través de un arco de medio punto, al que se accedía por una escalinata exenta de piedra desde el patio de armas. Actualmente la torre tiene la parte superior llena de andamios (¿volverá a ser alamenada?) y contiene una exposición permanente del maquis, titulada: Maquis, realidad y leyenda, que abre en Semana Santa y verano. Se accede por una pasarela de madera mohosa. Muy cerca, en el pueblo siguiente, Serdio, nació el maquis emboscado, famoso en estas tierras, Francisco Bedoya, un tipo callado y taciturno que tallaba juguetes de madera y leía en la cárcel. Huyó en el 52 porque quemaron su casa familiar con el ganado dentro, y en el 57 lo trincaron.

    La capilla, al otro lado del patio, está dedicada a San Bartolomé. Se accede por una escalinata en un atrio desigual donde encontramos unas figuras desgastadas que dibujo malamente y sin detalle. Salimos por la pasarela mohosa hasta el muro bajo y el camino de laureles. 

    Pasado Serdio, nos retiene un chaval porque van a detonar unos barrenos en una cantera cercana. Acumulación de peregrinos y un señor con coche que se acerca al operario para pedirle que le diga a su jefe que con las vibraciones están arruinando su casa, así como la de los demás vecinos de Serdio. Es una vergüenza, dice indignado. Más tarde nos separamos de los otros peregrinos, que van por el Camino de Santiago, y después pasamos por la cantera gigante llena de grandes piedras grises blanquecinas de formas regulares como cortadas a sierra. 
 
    A partir de Muñorrodero seguiremos el curso del río Nansa por un preciosa senda fluvial llena de árboles de ribera: chopos, alisos y fresnos. Hayas, castaños que inundan el camino de erizos, robles. Comemos castañas a punto. En una playa de piedras, nos bañamos en el Nansa usando mis zapatillas de plástico y el palo para poder caminar sobre las piedras del fondo hasta llegar a la parte honda. Cruzo el río hasta la otra orilla, donde descansa un árbol enorme caído. Más adelante encontraremos cascadas, avellanos gigantes y la central hidroeléctrica Trascudia. En los tramos de cortados rocosos, donde encontramos a una pareja haciendo escalada, hay pasarelas y escaleras rompepiernas.

     Antes de llegar a Gabanzón abandonamos la senda y cogemos la horrenda comarcal 855, una pesadilla después del encanto de la senda del Nansa. Junto a la iglesia de este pueblo está la encinona, una encina tremenda singular de unos 10 metros de altura. El tope del restaurante es a las cuatro de  la tarde; solo llegaremos si apretamos el paso. Bajamos la larga cuesta hasta el río Nansa a toda velocidad. Javí nos pone en el móvil la cumbia de a Santiago voy ligerito, caaaaminando... Cruzamos el puente del Arrudo y, con dificultad, subimos la cuesta hasta Bielva, capital de Herrerías, donde Pepi nos espera en La Casona de Bielva con la comida sobre la mesa, pues ya han cerrado la cocina. Estamos machacados, pero estos guisos cántabros nos recuperan. El comedor es una terraza en un porche, que nos recuerda los atrios de las iglesias, con vistas a un jardín con ocas enfurecidas.

    La casona es un vieja casa de piedra con los suelos de cemento hidráulico y las escaleras de madera de escalones desiguales que crujen. A Pepi le impone. Nuestra habitación está llena con las tres camas. Está bajo la cubierta inclinada y es oscura y húmeda. Nos duchamos deprisa, pues ya tenemos las entradas para ver la cueva El Soplao, aquí cerca, y la última visita es alas 6 de la tarde.

     El Soplao es una cueva flipante de unos 17 kms. Una maravilla geológica descubierta por los mineros de las minas de la comarca del Nansa, en la Sierra de Arnedo, que en 1908 perforaron la galería La Isidra y de golpe salieron a una cavidad que los inundó de aire, lo que ellos llamaban soplao. Después la usarian, en parte, de escombrera. Hoy es una atracción turística impresionante, con espacios enormes llenos de columnas, estalactitas y estalagmitas; especialmente la sala de las estalactitas excéntricas, de formas estrelladas, debido a los cambios de capilaridad de las rocas. También es conocida por su riqueza en fósiles de artrópodos conservados en ámbar. Aunque llegamos tarde, el trenecillo que entra en la cueva acaba de salir, una guía nos acerca al grupo caminando y nos incorpora a la visita guiada.

    El bar del pueblo es una taberna con una barra preciosa de madera. Apenas si tiene clientes. Se llama La Bolera porque está en la plaza donde se juega a los bolos. El camarero es un chaval insensible a todo. Dibujo el bar enterito y pasa de mí. En la puerta está el gordito que se descojonaba de nosotros por pisar una mierda de vaca. Parece pensar: esta gente de Madrid!. No hay tapas ni nada que comer. Pero, sobre todo, no hay nada de simpatía. Nos vamos al bar de nuestro hostal. Como ya tiene cerrada la cocina, cenamos a base de bocatas con la reserva de jamón, queso y embutidos que preparó Pepi. En la terraza del bar, con las cervezas que nos traen las jovencitas ecuatorianas que llevan el negocio. Después, ya cansados y tras unos cuantos crujidos de escalones, nos dormimos sin preámbulos.

jueves, 29 de septiembre de 2022

camino lebaniego (02) a san vicente de la barquera


    Después de rellenar el cuaderno con mapas, llega la hora de la verdad. Mientras ellos salen de Bolaños, yo preparo la mochila con un poco de ropa, una bolsa de aseo, un pequeño botiquín que incluye una manta de emergencia, el palo, un bote de agua de un litro en una bolsa térmica, klinex, cargadores y una batería externa, y un estuche con rotuladores, una cajita de acuarelas, un botecito de agua, un pincel con agua, lápiz con sacapuntas y una goma. También una bolsa para la ropa sucia y un monedero. Total: siete kilos, que llevaré a cuestas todo el camino. En los bolsillos del pantalón reparto el móvil, el cuaderno, tamaño A6 cerrado, un pilot 05 junto a una navaja y, atrás, la cartera.

    La cita es en casa de Ana. Antes me paso por el marcado y compro pan, unas lonchas de queso y pavo, un tomate y un melocotón, y me lo almuerzo todo mientras llegan en la furgo de Javi. Una señora se acerca y me desea que aproveche. Pienso que estas muestras de buena educación son ya del pasado.

    Comemos en Reinosa, en una casa de comidas frente al antiguo lavadero y la estatua a Juan Guerrero Urreisti, creador del himno de Cantabria. Muy rico el cocido montañés de habichuelas con chorizo y morcilla, la lubina y la leche frita. Con el vino y el café nos llevan solo 14 euros. Cambio de conductor y una retahila de camiones gigantes cargados con diversas partes de un molino de viento fabricado en Daimiel.

    A las cinco de la tarde llegamos a la pensión Arenal, frente al Centro de Salud de San Vicente de la Barquera, flipados por la bahía y el largo puente de piedra sobre la ría de San Andrés. Cuidado con el escalón marcado, es más alto que los otros, nos dice nuestra guía, que también es camarera en el Carma. Nuestra habitación tiene solo dos camas para tres y especulamos sobre cómo podría dormir la tercera persona, hasta que detrás de una puerta descubrimos una habitación secreta con cama de matrimonio, tele, baño propio y una tercera puerta a una terraza incrustada en la montaña, donde cultivan tomates en un pequeño parterre. Guau! Ana se ilumina de felicidad.

    Paseamos por el puerto deportivo y el pesquero, cruzando un segundo puente. La marea bajó tanto que las barcas reposan sobre el suelo. Tras ese segundo puente, al oeste, brilla la ría donde desemboca el río Gandarilla y destacan las siluetas negras del castillo y la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles en la ribera izquierda. Subimos para verlo por lo que parece la calle fundacional, en lo alto de una alineación de peñas. Allí está el Ayuntamiento y demás edificios públicos, el castillo de rey, la Casa del Preboste, el recaudador de impuestos en la Edad Media, en la puerta de Santander, y, al fondo, lo poco que queda del antiguo hospital y la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de todos los estilos y épocas, quedando muy parcheada en la actualidad, pero resultona con esos delgados nervios góticos que bajan de sus altas cúpulas agarrándose a las columnas y esos graciosos santos policromados en sus retablos dorados. Jugamos a adivinarlos: San Roque con su perro, San Francisco, Santiago, un San Juan Bautista quemado por el sol y una virgen amamantando a un niño Jesús demasiado crecido y que aquí llaman Virgen de la buena leche. En una capilla lateral un Cristo yacente sufre ensangrentado con los pies agujereados por los clavos y elevados unos centímetros sobre el suelo. Barbado y sucio, su cara expresa un gran dolor.
 
    Tiene la iglesia una puerta lateral y otra al Oeste que da a una pequeña plaza en terraza sobre las peñas, con una preciosa vista. Javi comenta que todas las iglesias preconciliares, de Trento, tienen el ábside al Este y la fachada al Oeste. Como la brújula marca el Oeste, le cuadra. Es en esta iglesia donde empieza el Camino Lebaniego en su vertiente religiosa.

    Cenamos de tapas en la calle principal, que es la carretera nacional 634, con muy buen ambiente. Los soportales están llenos de terrazas. En El Mozucu y La Folia caen cervezas y sidras con rabas, mejillones, sardinas, navajas y zamburiñas, que es lo que por aquí se despacha. Nos escancian la sidra, que se compra por botellas y tiene un precio bajísimo. Subimos a la piltra con alegría, pero sin perder la guardia ante ese escalón.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

pájaros y pajarracos

Imágenes en óxidos transferidas sobre engobes 
aplicados a plancha de PRAI. Esmaltado con O-6054.
Bizcochado, se rompe al presionar. Es un proyecto fallido.

martes, 27 de septiembre de 2022

lunes, 26 de septiembre de 2022

domingo, 25 de septiembre de 2022

jueves, 22 de septiembre de 2022

miércoles, 21 de septiembre de 2022

martes, 20 de septiembre de 2022

higos chumbos

Es ahora cuando madura el higo chumbo o tuna, higo de pala o higo pico, el delicioso fruto de la chumbera, que perdió su uso por sus molestas espinas. En inglés se le llama prickly pear, pera espinosa, resaltando este defecto para el consumo.

El higo chumbo es el fruto de la chumbera (Opuntia ficus-indica), también conocida como palera, higuera de pala, higuera de indias, figuera de moro, tuna o nopal. Se trata de una planta arbustiva suculenta de la familia de las Cactaceae o cactus, ramificada y con porte y tamaño muy variable, que es capaz de alcanzar grandes dimensiones, superando incluso los cuatro metros de altura.

Las flores son hermafroditas, suelen ser de color amarillo pajizo, anaranjado o rosado, siendo de esta tonalidad generalmente aquellas que no son fecundadas. La polinización puede ser autógama o halógama mediante la acción de insectos, con una floración que en ocasiones puede ser doble, a inicios del verano.

El higo chumbo listo para comer puede ser de color amarillento, rojizo o rosado. Su piel o pericarpio es gruesa, y está cubierta de numerosas y pequeñas espinas. Las hay más grandes y visibles, como agujas, pero las más molestas son diminutas y finas, los llamados gloquidios, que dificultan su recolección y manipulación.

La chumbera es originaria de América, situándose concretamente su procedencia más probable en las zonas más áridas del actual México. Es una planta que necesita climas templados o cálidos con abundante luz solar directa, prefiriendo las zonas más áridas o casi desérticas, siendo muy resistente a la sequía, aunque sus frutos son más provechosos si recibe agua en las primeras semanas de verano. No resiste las heladas.

Se adapta muy bien a todo tipo de suelos, siendo más agradecida en terrenos ligeros, pedregosos y arenosos, no respondiendo bien a los muy húmedos o arcillosos. Por todo esto, es una planta que ha tenido un desarrollo tradicional en España en regiones del sur y sureste, cercanas a la costa, también en Extremadura, Baleares y Canarias, a donde se llevó desde la Península. Los musulmanes residentes aún en territorio español se llevarían consigo su cultivo al norte de África, donde sobresale la producción marroquí. A menudo ha sido usada en las casas para proteger los patios de las viviendas actuando de barrera natural frente a posibles robos.

    Su fruta es muy rica en agua, fibra y vitaminas, con bajo contenido calórico, aportando entre 40 y 50 kcal por cada 100 g de porción comestible. Es por tanto un alimento muy hidratante, saciante pero ligero, muy adecuado para mantener la hidratación del organismo y regular la temperatura corporal precisamente en verano. Su consumo es muy beneficioso, apenas contiene cantidades anecdóticas de grasas, con presencia de ácidos grasos omega 6 y omega 3, y muy escasas proteínas vegetales. Hay que destacar su aporte de antioxidantes, siendo una buena fuente de vitamina C y folatos, además de minerales como calcio vegetal o magnesio.

Deben recolectarsea primera hora de la mañana y guantes fuertes. Si se cosechan con parte de la pala se conservan durante más tiempo. Los más maduros se conservan mejor en el frigo.

El higo palero en su punto ofrece una pulpa totalmente comestible, muy dulce y aromática, con recuerdos tropicales muy refrescantes. Las pequeñas semillas son aptas para su consumo, aunque se vuelven más grandes, duras e incómodas a medida que el higo se pasa de maduración y se vuelve más dulce y blando.

Para degustarlo basta con comerlo al natural una vez pelado, como si fuera un melocotón. Por su gran dulzor y contenido en agua es perfecto para hacer batidos, zumos, helados, sorbetes o mermeladas, chutneys y compotas. Combina muy bien con otras frutas de temporada en una macedonia o postre con yogur, y es un excelente maridaje de ensaladas con hojas verdes y quesos, también para acompañar carnes ligeras o pescados blancos a la parrilla.

lunes, 19 de septiembre de 2022

cerámica del bronce hallada en la bastida


    La Bastida (Totana, Murcia) es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la prehistoria europea. Fue habitado hace unos 4000 años, en la Edad del Bronce de El Argar, una sociedad que supuso un hito en el desarrollo de la vida sedentaria y el urbanismo, en el despegue de la metalurgia y en la formación de las desigualdades políticas y económicas. El yacimiento se ubica en la sierra de la Tercia, sobre un cerro abrupto en la confluencia de la rambla de Lébor y el barranco Salado, a unos 6 km al oeste del casco urbano de Totana. La Bastida fue el primer asentamiento argárico investigado y publicado monográficamente (1869). Sus 4 ha de superficie hacen de él uno de los más extensos, sólo comparable al que ocupó el actual casco urbano de Lorca. 

    Fue excavada durante solo tres días en 1869 por Rogelio de Inchaurrandieta, prestigioso ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, atraído por noticias que referían el hallazgo de huesos humanos y objetos de metal antiguos. Con la ayuda de 18 jornaleros puso al descubierto 20 tumbas (18 urnas de cerámica y dos cistas de piedra) y extrajo un buen número de objetos de cerámica, metal, hueso, concha y piedra. Describió ordenadamente los hallazgos, realizó análisis científicos para averiguar la composición de escorias y objetos de metal, y extrajo conclusiones sobre la cronología del yacimiento y el carácter de la sociedad que habitó La Bastida.

    Los hermanos belgas Henri y Louis Siret, ingenieros de minas afincados en Almería,excavaron numerosos yacimientos prehistóricos, cuya publicación resultó decisiva para la investigación y difusión internacional de la prehistoria del sureste. De hecho, el impacto de sus descubrimientos sobre la Edad del Bronce en el yacimiento de El Argar (Antas, Almería) dio nombre a una sociedad, la argárica, cuyo descubrimiento científico aconteció en realidad años antes en La Bastida. Entre finales de noviembre y principios de diciembre de 1886, Pedro Flores, capataz de confianza de Siret, excavó en La Bastida y descubrió trece tumbas. Las piezas recuperadas llevaron a Siret a comparar La Bastida con el también yacimiento argárico murciano de Zapata.

Juan Cuadrado Ruiz, arqueólogo vinculado personalmente con Totana y discípulo de Louis Siret, excavó en La Bastida entre los años 1927 y 1928. Él mismo comentó el descubrimiento de gran número de enterramientos (más de cuatro mil hay a la vista), así como molinos de mano, en gran número, de forma ovalada y con signos de largo uso; “dientes de hoces argáricas”, en sílex; percutores o martillos, en piedra; afiladores en piedra arenisca etc. Durante la Guerra Civil (1936-1939) excavó de nuevo con presos del bando sublevado internados en el campo de trabajo de Totana. Además, en la década de los 40 asesoró al equipo del Seminario de Historia Primitiva del Hombre (Madrid) que realizó excavaciones en La Bastida. Parte de las piezas descubiertas por Cuadrado pasaron a los fondos del Museo Arqueológico de Almería, del cual fue director desde 1933 hasta su muerte en 1952.

Las excavaciones de 1944 y 1945 del Seminario de Historia Primitiva del Hombre proporcionaron el mayor volumen de información. Los trabajos se centraron en un área de unos 1788 m2 al pie de la ladera suroriental del cerro, y permitieron sacar a la luz restos de 21 "departamentos”, de perímetro trapezoidal-rectangular o absidal con 102 tumbas, la mayoría en urna y otras en cista o fosa.

En 1983, Vicente Lull concluyó que el departamento XI-XXI también contenía un mayor número de instrumentos de trabajo y tumbas con ajuares destacados. Una de ellas, la 58, pertenecía a un niño o niña enterrado con valiosos adornos: un pendiente de cobre sobre el pecho y otro adosado al cráneo, y una pulsera de cobre en el brazo izquierdo. Ello indica que algunos individuos comenzaron a gozar de privilegios de cuna, es decir, propios de una estructura de clases hereditaria.


En el 48, siguieron las excavaciones dirigidas por Vicente Ruiz Argilés y Carlos Posac Mon, que sacaron a la luz12 tumbas, molinos, morteros y otros objetos. Dos años después, continuó el trabajo del Seminario de Historia Primitiva del Hombre, hallando más muros, tumbas y objetos. En 1990, la Universidad de Murcia hace una prospección de la rambla de Lébor. En los años 2003 y 2005, las empresas ArqueoTec y Arqueoweb limpian las excavaciones de los años 40.

Rafael Miró en el laboratorio de La Bastida.
    Las excavaciones e investigaciones actuales, desde finales de 2008, están englobadas en el Proyecto Bastida de la Universidad Autónoma de Barcelona, con una labor de limpieza, reexcavación, investigación in situ y musealización. Es ésta quien organizó recientemente unas jornadas de puertas abiertas, de 16 al 18 de septiembre, con visitas guiadas por los arqueólogos y otros especialistas, que ellos denominan visitas de calidad. Las fotos superiores de las cerámicas encontradas en este yacimiento en los trabajos de la UAB, están hechas en los laboratorios de investigación y recomposición de las piezas, en las instalaciones construidas en el propio yacimiento.

La cerámica más clara, amarillenta, es calcolítica. Los acabados con puntos brillantes se deben a la incorporación de polvo de mica.

domingo, 18 de septiembre de 2022

tipología de la cerámica argárica

La tipología aceptada para el mundo argárico fue establecida por Siret a partir de la cerámica sepulcral, lo que deja fuera algunas vasijas de borde con tendencia recta. Ramón Lull ofrece en su tesis doctoral la tipología más completa de las publicadas, utilizando métodos estadísticos modernos. Esta tipología mantiene las ocho formas de Los Siret conocidas internacionalmente:

-Forma 1: Tazas pequeñas.
-Forma 1 bis: Tazas más grandes.
-Forma 2: Iguales que las anteriores, pero con el borde reentrante.
-Forma 3: Forma esférica.
-Forma 3 bis: Forma ovoide.
-Forma 4: Olla globular.
-Forma 5: Tulipas.
-Forma 6: Ollas bicónicas.
-Forma 7: Copa de pie alto.
-Forma 7 bis: Copa de pie bajo.
-Forma 8 a : Vaso hecho con el pie de una copa.
-Forma 8 b: Vaso fabricado de manera igual a los pies de copa.

Lull separa las de poblado, ajuar y urnas, y establece varios subtipos en algunas formas y presenta modelos considerados excepcionales:

-Forma 1: Cuencos de forma simple, paredes curvas, borde recto o saliente (marcado por el perfil interior) diámetro máximo en la boca de la vasija.
-Forma 2: Cuencos de forma simple, paredes curvas, borde reentrante (perfil interior) y diámetro máximo en el tercio superior.
-Forma 3: Olla de forma simple, paredes curvas, borde reentrante y diámetro máximo en el tercio medio de la pieza presenta dos tipos: urnas esféricas y urnas ovoides, y tres subtipos para las esféricas y dos para las ovoides.
-Forma 4: Olla simple, paredes curvas, borde exvasado morfométricamente, sólo distingue un tipo que presenta gran variedad de tamaños y una excepción. La urna de esta forma es la más habitual en los enterramientos.
-Forma 5: Olla carenada, forma compuesta: cuerpo superior con tendencia cilíndrica o troncocónica cuerpo inferior a partir de una forma simple 1 o 2, tanto parabólico como de casquete esférico, existen en este apartado escasas excepciones, cuyo cuerpo inferior alcanza casi la forma 3 o 4. A esta forma se le suele llamar de tulipa y es una de las más características y comunes de la cultura de El Argar.
-Forma 6: Olla bicónica de borde reentrante. La carena siempre se encuentra en la mitad superior. Forma compuesta. La mitad inferior puede ser desde un cuenco de casquete esférico o parabólico. Se conocen muy pocos ejemplares, habiéndose encontrado formando parte del ajuar de sepulturas excepto uno (Fuente Vermeja), que ha sido encontrado en poblado. Esta forma es la única de los tipos establecidos por Siret que no está presente en el poblado de La Bastida.
-Forma 7: Copa Forma compuesta: cuerpo y peana. Estos dos tipos aparecen tanto en poblados como formando parte de los ajuares funerarios.
-Forma 8: Vasos con paredes rectas o cóncavas de tendencia troncocónica. Se encuentran tanto en poblados como formando parte de ajuares.

La técnica principal de manufactura de las formas cerámicas argáricas es el moldeado de las bases sobre soporte cóncavo, descrita por Siret, combinada con la técnica del urdido para la construcción del cuerpo superior, dando lugar a la aparición de carenas en la línea de unión de ambas partes. Es una producción estandarizada, ya que las piezas son utilitarias, exentas de cualquier decoración que pueda darles un valor simbólico.

Son lisas, bruñidas o espatuladas. Estas técnicas se realizaban en la pieza terminada antes de que el barro secara y servían para la eliminación de los elementos sobresalientes y como impermeabilización, indispensable para su lavado para un uso continuado e higiénico. Se utilizaba tanto para uso doméstico como formando parte de los ajuares funerarios, unas veces para contener alimentos o tal vez líquidos y otras simplemente como objeto de ajuar o siendo la misma sepultura (Pithoi o urna).

Estudios recientes (Gonzalo Aranda Ruiz,) sobre la producción cerámica argárica proponen una diferenciación entre producciones estandarizadas y especializadas según su función, y otras cerámicas de manufactura episódica, menos elaborada y estandarizada, relacionadas con producción y consumo familiar. Al primer grupo corresponderían rasgos técnicos como destreza en la ejecución de perfiles, espesor, simetría, uso de desgrasantes óptimos y excelentes acabados. En concreto para la producción funeraria, donde destacan los intensos bruñidos en las partes visibles y el fuerte brillo metálico.

Siempre existe una correlación entre propiedades técnicas (desde la selección de arcillas y desgrasantes, definición de una morfología específica y consiguientes técnicas de levantado y acabado de la pieza, hasta el proceso de cocción), buscando un resultado muy preciso, y las funciones concretas a que se destina, sean de consumo, de cocción de alimentos, de almacenaje, o rituales. Estas decisiones técnicas implican unos conocimientos artesanales que son aplicados de forma sistemática, creando una estandarización de la producción.

jueves, 15 de septiembre de 2022

círculos de piedra en la sierra del moral


    Toda la Sierra del Moral hasta Granátula está plagada de círculos formados por pequeños muros de piedra seca, de aproximadamente un metro de alto, de unos 25 a 35 metros de diámetro, con algunas excepciones de hasta 75 metros. 

    Hay muchas teorías y muy pocas comprobaciones arqueológicas sobre su origen. Se ha dicho que son toriles, recintos para encerrar el ganado, porque popularmente han recibido ese nombre  en sitios como Granátula o el Campo de Montiel, donde coincide con una tradición de ganaderías de toro bravo; pero estos no precisan de un corral hecho con forma de cículo perfecto, ni necesitan pegarse unos a otros, como ocurre en algunos casos, y podrían utilizar las paredes naturales para ahorrarse algún tramo. Sobre todo no son necesarios tantos agrupados. 

Algunos círculos entre La Encantada y Bocapucheros.
    También se han asociado a los yacimientos de Oreto y otros de la Vega del Jabalón. Pero no solo aparecen por el Jabalón, se han visto extendidos por Cuenca y por Toledo. Es más, en Toledo La Huerta del Diablo, del municipio de Gálvez fue excavado, por Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo y se trata de un asentamiento, posiblemente calcolítico o Bronce antiguo, cuya peculiaridad más sobresaliente la constituyen los restos de un amurallamiento circular sobre un terreno prácticamente llano. Entre el material arqueológico hallado, tanto en el interior como en el exterior de la estructura, figuran dos fragmentos de cerámica campaniforme tipo Ciempozuelos, que nos han proporcionado una cronología aproximada del yacimiento.

    Solo en la Sierra del Moral, y en el tramo desde el yacimiento de La Encantada hasta el cerro de Los Pocicos, detrás del Pardillo, hay más de cien círculos que aún ha respetado la agricultura. Sus localizaciones están marcadas con puntos naranjas sobre la fotografía aérea. En rojo están marcados los yacimientos del Bronce de La Encantada, Bocapucheros, El Tesorillo y Los Pocicos, de izquierda a derecha. Es muy posible que en esta época tuvieran una función, ya sea ganadera, espiritual o astrológica, al modo de los monumentos megalíticos circulares o crómlech. Recordemos que de esta época en Galicia se han descubierto más de 40 círculos calificados como rituales.