lunes, 8 de julio de 2019

madrid deprisa


Cada vez que llego a Madrid tengo la impresión de aceleración, como si cada día fuera más corto y hubiera que hacer lo mismo. Los meses son más cortos, los años. Los negocios duran menos, la gente tiene menos paciencia. Lo que pones un día, al siguiente está viejo.

Si en las ciudades portuguesas tengo la impresión de que todo sigue ahí, hasta el mobiliario de las cafeterías y bares, en Madrid la tengo de que hoy puede ser el último día, de que mañana es muy posible que todo haya desaparecido. En cada visita ha cerrado alguno de mis bares favoritos. En ésta, el Viriato ha sido sustituido por otro estandar, insulso y sin tapas. La Rosa, y sus tortillas siempre recién hechas, ha desaparecido definitivamente.

El mundo va cambiando y yo no cambio con él. Más temprano que tarde estaré fuera de sitio, pidiendo una tapa de cocina para poder beberme esta horrible cerveza mal tirada.

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